CUANDO LA OSCURIDAD TE GOBIERNA

CAPITULO 1

Draco Malfoy estaba en su mansión mirando a la nada, estaba consciente de que tendría poco tiempo para hacer nada, y que con el regreso del señor oscuro y su pare siendo un fiel partidario, probablemente estaría con las manos llenas, aun no estaba seguro de si seguir al Lord tenebroso era la mejor opción, después de todo se había ido por mucho tiempo, prácticamente desde que nació hasta ahora que terminaba su cuarto año, pero sabía que no podría dudar ¿A dónde podría ir? Toda su familia estaba del lado del señor oscuro y sería darle la espalda a todos los que amaba no seguir su camino. Sin embargo, constantemente se le venía a la imagen Hermione Granger, una chica nacida de muggles que siempre lo supero, una y otra vez, no podía verse a sí mismo matándola o haciéndole algún daño, pero lo cierto es, que solo le pasaba con ella, si pensaba en Ron Weasley o cualquier otro sangre sucia se le venían numerosas formas de hacerlos sufrir, quizá, solo quizá, tenía debilidad por Granger, pero era difícil no admirarla cuando era inteligente, fuerte, y hermosa, no era ciego y de no ser por su desafortunado nacimiento, él estaba seguro que ya hubiera ido tras ella.

-Amo Draco.- Wipsy se apareció sacándolo de sus escandalosos pensamientos.
-¿Si?
-Los amos Malfoy lo esperan en el estudio.

Draco estaba extrañado ya que sus padres nunca lo convocaban al estudio, si acaso a la salita de té, su sorpresa fue aún mayor cuando un hombre elegante ocupaba el puesto de su padre, mientras que él estaba sentado a un lado de su madre en el sofá.

-Draco, muchacho, es un gusto al fin conocerte.- el hombre se levantó y extendió su mano a Draco, quien con unos modales impecables le devolvió el gesto.
-El gusto es mío ¿Señor...?
-Riddle, Tom Riddle.- el hombre sonrió con una sonrisa perversa que le enchinó la piel, el rubio sabía quién era por supuesto, Tom Riddle, mejor conocido como Lord Voldemort.
-Mi señor – el muchacho hizo una reverencia, claramente cambiando el chip de sus modales, no era un hombre cualquiera con quien estaba tratando.
-Excelentes modales muchacho, Lucius debes estar orgulloso.- sonrió el señor oscuro regresando a su asiento.
-Me encantaría atribuirme el crédito de sus impecables modales, pero todo es Narcissa.- Le sonrió Lucius a su esposa.
-Definitivamente se ve la mano de Narcissa ahí, al igual que se ve en mis nietos.
-¿Nietos? – Draco exclamó completamente sorprendido, no tenía ni idea que el señor tenebroso tenía hijos, mucho menos nietos.
-Tenía dos hijas.- dijo seriamente mirando hacia el infinito.

Flash back

Dos niñas pequeñas corrían por la sala de la mansión.

-Niñas, ¿Qué les he dicho de los modales?
-Perdona mami- contestaron ambas al unisono.

Tom Riddle estaba planeando su primer ascenso, siempre quiso tener poder, y por ello pensó que tendría que quedarse eternamente solo, pero cuando encontró a Promethea, supo que ella estaba tan hambrienta de poder como el mismo, ambos eran fuertes, y ella era una bruja sangre pura de Albania, ella era fuerte, astuta y manipuladora, el mismo no podía con ella y eso le encantaba, cuando empezó a reclutar gente, ella lo apoyo incondicionalmente, su amor era tan intenso que había días que no se protegían y en dos descuidos fue que tuvieron a sus dos pequeñas, Marlene y Diana.

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-Pero mamá ¿Por qué no puedo usar el apellido de papá? – Preguntaba Marlene confundida, cuando recibió su carta de Hogwarts, se dio cuenta que la carta decía Marlene Mckinnon.
-Ya te lo explicamos hija, tu padre está en ascenso al poder, y mucha gente sabe que Tom Riddle es Lord Voldemort, como el director de Hogwarts Albus Dumbledore, es para tu protección.
-Cuando Diana vaya el próximo año a Hogwarts ¿También le cambiaran el apellido a Mckinnon?
-No corazón, ella será conocida como una Burke, Diana Burke, no queremos que las relacionen, pues ambas son parecidas a tu padre, es mejor que piensen que son de familias diferentes.
-Está bien mamá, todo sea por apoyar a papá.
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Las chicas conocidas como Marlene Mckinnon y Diana Burke, estaban cada una al lado de su padre, en un velorio privado para su madre, Dumbledore había creado una redada con su preciosa orden y consiguieron la dirección de una de las seguidoras de su padre, Madison Pucey, la gran cantidad de magos que llegaron fue demasiado para ambas mujeres a pesar de ser muy habilidosas, Dumbledore sabía que la esposa del señor oscuro estaba ahí y no escatimo en gente, poniéndole fin a la vida de la señora Riddle.

-Dumbledore pagara por esto- Dijo una Marlene de 16 años, al ser considerada mestiza y haber sido seleccionada en Gryffindor a petición de ella misma al sombrero, se ganó la confianza de James Potter y sus merodeadores, sabía que en el corazón de la orden podría hacer algo para obtener lo que quería, venganza.
-Lo pagara, por supuesto que lo pagara.- contesto Diana, mientras el señor oscuro pensaba en sus propios pensamientos de venganza apretando las manos de sus hijas.
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-Papá, estoy embarazada.
-Pero Marlene, sé que lo amas pero ¿Confías en él? Él está en el otro bando.
-Lo se papá pero lo amo, y él me ama, me ama tal y como soy, a pesar de ser tu hija, representamos todo lo que odia y aun así está dispuesto a estar conmigo.
-¿Qué quieres que haga entonces?
-Creo que es momento de dejar el odio a Dumbledore, desprestigiémoslo, y que se hunda en la humillación y terminemos esta guerra, por ti, por mi hermana, por mi hija, por favor papá vivamos en paz, él está dispuesto a llegar a un acuerdo en nombre de la orden.
-Podemos intentarlo.- contesto el señor oscuro poniendo sus manos sobre su vientre aun plano.

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-Pero Diana ¿No vas a perdonarlo nunca? – Voldemort solo escuchaba la conversación de sus hijas.
-Lo amo lo sabes, pero, su traición me dolió muchísimo, quizá algún día, por nuestro hijo.- menciono tocando su vientre. -Pero en este momento no puedo.
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Voldemort llegó a la casa supuestamente segura, sin ninguna señal de los niños, los muebles estaban destrozados y había señal de lucha, no esperaba menos de sus hijas, sin embargo, aunque había mucha sangre, quienes estaban tiradas en el suelo eran las respectivas parejas de sus hijas con ellas en brazos, Marlene estaba mortalmente pálida, y tenía un hematoma enorme en la cara como si alguien la hubiera golpeado, por lo demás tenía unos cortes, poco más, su esposo la abrazaba desconsolado y repetía una y otra vez que estaba muerta, probablemente una maldición asesina. Diana, tenía espasmos esporádicos, ella seguía viva, se escuchaban quejidos de su boca y el hombre que la traicionó pero juraba amarla, la tenía en sus brazos, lanzaba todos los hechizos de diagnóstico que conocía, y otros tanto para ayudarla con los espasmos, pero él lo sabía mejor, fue víctima de múltiples cruciatus, más tarde se enteraría que la mente de su hija estaba muy lejos de ahí, provocando que se enojara tano que mandara a Bellatrix tras los Longbottom para dejarlos en el mismo estado.

Fin del flashback.

-¿Señor?- Voldemort regreso a la realidad al escuchar la voz de Lucius.
-Perdonen, a veces me pierdo en los recuerdos.- Narcissa y Lucius le dieron una mirada comprensiva, entonces Voldemort le contó a Draco como la orden le arrebato a su esposa y a sus dos hijas-Una de mis hijas esta en San mungo, y la otra falleció.
-Lo siento mucho mi señor.
-No te preocupes Draco, a lo que iba es que ahora que he regresado con toda mi fuerza, mis nietos necesitan empezar a tener aliados, y aunque por la historia pasada pusimos más empeño en esconderlo, quiero que el circulo interno este consciente de quienes son.-Dicho esto, con un siseo, una enorme serpiente salió de la habitación.
-Confío en ti Draco, porque confío en tus padres, ellos han sido de gran apoyo y espero tú también lo seas.
-Por supuesto mi señor.- Draco lo dijo porque estaba convencido que no podía darle la espalda a su familia, y más ahora que sabía que clase de personas eran la orden del fénix, se llenaban la boca diciendo que estaban del lado de la luz pero ellos jamás se tocaron el corazón con Tom Riddle, quitándole a toda su familia, o bueno, a casi toda.

Las puertas del estudio se abrieron y la serpiente entro siseando, Voldemort se rio pero solo él podía entenderle, cualquier cosa hubiera esperado Draco, menos ver a Hermione Granger y a Harry Potter parados en las puertas.