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Jungwon se encontraba sentado en su cama, tenía puesto un bonito sweater color celeste porque hacía frío.

Estaba curioso porque había un chico merodeando por la casa, y sus padres le habían dado una charla muy larga sobre que Jongseong era un amigo.

Jungwon jamás había tenido amigos, así que no sabía como hacer uno.

Recordaba que la única vez que había ido a la escuela, unos niños lo invitaron a jugar, pero Jungwon no quería. Cuando tomaron su brazo, pudo sentir como su corazón latía tan fuerte que temió que este se saliera de su pecho.

Se sintió muy mal, y su estómago se revolvió como si hubiera subido a una montaña rusa.

Y eso no le gustó. No y no.

Había pasado lo mismo cuando mami y papi lo abrazaban.

Jungwon no quería contacto con nadie.

Le daba mucho miedo.

Y por eso, ahora no quería bajar de su cama. Porque eso significaba que tendría que hablar con Jongseong.

El pequeño prefería colorear sus dibujos.

Sip, eso sonaba perfecto.

Jungwon acercó su silla pequeña a la mesa de su habitación y acomodó unas hojas y lápices.

Dibujó un gatito.

Jongseong entró por la puerta dando pequeños saltitos.

-¿Qué haces, Jungwooon?

-Mamá dice que hago obras de Arte, me gusta el color azul.

-Estoy aburrido.- Dijo Jongseong.

-Puedes irte.

-Okay.

Y Jongseong abandonó otra vez la habitación con un mohín en sus labios.

𝙋𝘼𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝙄𝙉𝙂Ü𝙄𝙉𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora