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Jungwon y Jongseong caminaron por la oscuridad de la noche tomados de la mano, como antes.

A pesar de que el más bajo quería que Jongseong le contara todo lo que había hecho mientras estaba de viaje, prefirió dejarlo para otro momento. Le gustaba sentir la presencia del mayor.

Ese día, Jungwon volvió a casa con una sonrisa boba en los labios.

Había invitado al pelinegro a una de sus clases, sólo para mostrarle lo mucho que se esforzaba.

Jongseong, por supuesto, no había evitado mostrar lo emocionado que estaba. Quería ver cómo aquel chico que cuando lo conoció apenas era capaz de salir de su habitación, ahora podía hacerse valer por sí mismo.

Jungwon tenía una paciencia enorme con los pequeños que iban a sus clases, y les enseñaba como vencer su timidez a base de buenos consejos.

-No, no. Mira, debes hacerlo así, con pasitos cortitos, como los pingüinos.- Jungwon le mostró al niño como hacer el movimiento de la coreografía correctamente.

¿Hace falta decir lo emocionado que se sintió Jongseong cuando escuchó eso? Sintió como su corazón volvía a acelerarse como hace tiempo no lo hacía.

Y más cuando Jungwon bailó una pequeña canción cuando todos ya se habían ido y estaban sólos. Se enamoró no una, sino mil millones de veces más del castaño.

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ya queda poquito /cry

𝙋𝘼𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝙄𝙉𝙂Ü𝙄𝙉𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora