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Jungwon estaba parado en medio de la sala de ensayo, la música sonando y sus compañeros viendo atentos y alegres a la espera de sus movimientos.

En la esquina derecha, cerca de la puerta, se encontraban sentados Sunghoon y Jongseong, alentando al menor.

Jungwon tenía mucha vergüenza.

Porque su Hyung estaba por ver lo que había aprendido.

La parte de la canción que debía bailar era sumamente difícil.

Pero tenía que salir bien.

-Vamos, Jungwon. 5, 6, 7, 8. . .

El menor cambió de actitud completamente.

Sus pasos eran marcados y seguros, y aunque se equivocó en un paso, supo como hacer que pasara desapercibido.

Jongseong miraba fijamente, nunca había visto a Jungwon tan serio y con aquella aura tan madura para un menor de edad.

Además, aunque carecía de técnica profesional aún, bailaba de maravilla.

Cuando terminó, volvió a ser el chico tímido de siempre y sonrió ante los aplausos espontáneos.

Se despidieron de Sunghoon y Seonwoo después de terminada la clase.

Camino a casa, se fueron lentamente por la acera. . . Tomados de la mano.

-No sabía que bailabas tan bien, felicitaciones.

-No lo hago tan bien aún, me temblaban las piernas.

-¡Mentira! Eres increíble. Juro que te salió muy bien.

-¿Lo juras? ¡¿De verdad, de verdad?!

-Por supuesto, Jungwonie.

Jongseong detuvo a Jungwon sólo para acercarse y juntar sus labios rápidamente.

-No sabes lo orgulloso que estoy de ti. Eres el pingüino más valiente de nuestra pequeña "colonia".

Jungwon imitó el andar de los pingüinos y ambos caminaron soltando carcajadas. Jongseong notó que Jungwon seguía siendo un niño pequeño cuando jugó a no pisar las líneas del camino.

De todas formas, le siguió el juego.

Porque estaba jodidamente enamorado de su manera de ser.

𝙋𝘼𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝙄𝙉𝙂Ü𝙄𝙉𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora