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A Jongseong le gustaba asistir a la escuela, pero ahora no podía dejar de pensar en que el pobre Jungwon debía estar sólo en casa todo el día.

Nunca había sentido la emoción de ir a recreo.

O jugar con sus amigos.

O ir a almorzar en grupo.

¡Que feo sería eso para Jay!

Ahora se encontraba en medio de la clase de Artes, dibujando una tarjeta con un pingüino para su nuevo amigo.

Y nunca se había preocupado tanto de pintar sin salirse de la línea.

-Jaaaaaay, vamos a jugar.- Un despeinado Sunghoon de cabellos negros apareció. Se veía mucho más pequeño que Jongseong, pero asistían al mismo grado.

-Sunghoonie, no puedo jugar. Debo terminar mi tarjeta para Jungwonie.

-¡Qué bonitoooo! Pero ¿Quién es Jungwonie?

-Es mi nuevo amigo.

-¿Dónde está? ¿Es imaginario?

-Que malo eres. Jungwonie no viene a esta escuela y si existe.

Jongseong le sacó la lengua y siguió pintando su dibujo. Aunque también pensaba en cómo podría ayudar al niño de cabellos castaños a que pudiera asistir con él a la escuela.

¡Que ganas tenía de que Jungwonie le esperara afuera del salón para poder ir a recreo juntos! Pero para ello, tendría que trabajar mucho. Y así le podría presentar más amigos al menor.

Sonrió, dejando ver sus dientes y miró por última vez su dibujo antes de guardarlo en su mochila.

𝙋𝘼𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝙄𝙉𝙂Ü𝙄𝙉𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora