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Un joven se acercaba corriendo a otro que estaba parado en medio de la vacía estación del tren.

-Tengo muy buenas noticias, Hyung.

En cuanto el otro le mostró el papel de su diagnóstico, Jongseong reaccionó como si hubiera encontrado la respuesta de todos los problemas del mundo.

Estaba tan feliz, demasiado feliz.

Era la primera vez, según Jungwon, que Jongseong sonreía tanto que sus ojos parecían dos rayitas hechas con marcador.

Y le gustaba mucho.

El más alto se acercó lo más que pudo a Jungwon, le dio igual que alguien llegara y los viera, y llenó la carita del de cabellos castaños con besitos.

Jongseong jamás pensó que podría llegar a amar tanto a alguien.

Y aprovechó el momento para llevarse a Jungwon a algún lugar, quizá a comer o algo porque quería celebrar.

El mayor creía, ahora más que nunca, que Jungwon se merecía ese tipo de felicidad y mucha más. Porque era un chico con un corazón demasiado bonito.

Era todo lo que le faltaba a Jongseong en la vida, era el pingüino que había ganado su corazón y al que iba a estar amarrado por siempre.

Nunca sería capaz de imaginarse un mundo sin el chico sonriente que tenía en ese instante a su lado, no podría vivir sin sentir la calidez de su alma junto a la suya.

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[lágrimas de felicidad]

𝙋𝘼𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝙄𝙉𝙂Ü𝙄𝙉𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora