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-Entonces. . . ¿Estamos como siempre?

Jongseong no sabía si había formulado bien la pregunta, sólo podía concentrar su mente en que Jungwon se encontraba acostado con la cabeza en sus piernas, mirando el gran ventanal frente a la cama del menor.

Afuera corría mucho viento, era obvio que el invierno caía otra vez en la ciudad y con él, la nieve.

Jongseong pasó una sus manos por el cabello de Jungwon, tratando de darle mimos como había extrañado hacerlo.

Y es que quizá algún día le diría que lo extrañó desde que se subió al avión, que no podía concentrarse en ningún ensayo, que había quedado en blanco en las dos primeras funciones o que incluso había llorado casi cada noche del primer año que estuvieron separados. Por eso después no había podido seguir llamando o escribiendo mensajes, o no habría salido de la tristeza y no habría podido hacer que Jungwon se sintiera orgulloso de él.

-Creo que si, ¿Aún me amas?

-Por supuesto que sí, Jungwon. Siempre te amaré.

El de cabellos castaños se sintió estúpidamente feliz. Mentiría si dijera que en algún momento no había pensado que el mayor había conocido a alguien más. . . Pero ahora sabía que su corazón era totalmente suyo y de nadie más.

La nieve comenzó a caer en divertidos copos rápidos y pequeños.

Jungwon se levantó sólo para sentarse bien, ante la sorpresa de Jongseong, no hizo nada más que tirarse a los brazos del otro y besar sus labios como se había estado aguantando desde que llegó.

𝙋𝘼𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝙄𝙉𝙂Ü𝙄𝙉𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora