Aroma a Diciembre[✔️] EDICIÓN

Capítulo XXV

El significado de Alhelí. Eres tú.
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— XXV —

Camine aún lado de la florería, me paré en seco para pensar si entrar o irme. Mis pies caminaron asía la entrada sin pensarlo más entre. Gente se encontraba eligiendo flores, busque entre todas las flores algunas rosas, y margaritas.
Tan concentrada que estaba, choque por accidente con una persona, negué y mire para poder pedirle perdón, pero era una gran sorpresa, se trataba de Hades.

El maldijo, en susurro, estaba enojado, comenzó a decir algunas cosas, sin entender. Me iba a reclamar pero me observo, y se quedó callado. Sonreí para hablarle pero él se alejó.
Lo seguí con la mirada, el salió de la florería, lo veía que de avía alejado. Suspiré y seguí buscando, las margaritas, al encontrar no avía. Estaba vacías las cajas la chica de la otra vez, se acercó, no recordaba, su nombre.

—Hola, Alysa—me saludo.

—Hola, ¿tú?—la mire.

—Lena—río.

—Claro Lena—la mire— ¿Tendrás más margaritas?—pregunté.

—Lo lamentó se han agotado, pero tenemos una planta explosiva.—camino—la transportaron desde hace unos días—sonrió.

—Claro, y ¿se llama?—pregunte.

Ella camino, asía el mostradores sacó una linda caja, con algunas ¿semillas?  Fruncí el ceño, no entendía nada. Ella tomó una semilla y me la mostró.

—Es llamado Alhelí, una flor azul.—deje la semilla aún lado.

—Es lindo nombre—tome mi mechón.

Tomó una flor azul, que se encontraba en su mostrador es linda. Tiene un azul muy lindo y fuerte sus pétalos son muy grandes. Me recordaba al color del cielo, tome la maceta que ella me ofreció, u la seguí observando.

—Bien, la llevaré—le di la maceta.

—Bien, debes plagarla, regarla diariamente, y otra cosa, son un poco delicadas.

—De acuerdo—a que mi bolso.

—Oh no, es un regalo—tomó mi mano.

Me sentía mal, por no poder pagar. Llegar aquí en esta florería y llevarme las cosas así gratis no es mi costumbre. Suspiré y acepte, le agradecí y salí de la florería. Llevaba la flor y algunas semillas para plantarlas.
Camine directo a casa. Pero unos paso se apresuraron, ese olor lo conocía, giré y está Mack fumando.

—Linda flor—susurro con su voz ronca.

—Es Alhelí—sonríe.

—Es un lindo nombre, ¿Lo plantaras?—me miro.

—Si, me dieron esta, y algunas semillas—lo mire—¿Qué haces aquí? 

—Oh, solo vengo del ¿Mercado?—levantó una ceja.

—Ya lo creo.—reí—bien, debo irme.

Camine directo asía la puerta, cual es que estaba a unos centímetros de mi, antes de entras a casa, Mack me llamo.

—Alysa.

—¿Si?—gire para verlo.

—¿Tienes planes?—pauso—¿Hoy? 

—¿Hoy? Bueno, creo que no. ¿Me estás invitando a salir?—me burle.

—Algo así, ¿te gustaría salir?—pregunto—como amigos claro.

—Si, bien. ¿A las ocho?—pregunte.

—Claro a las ocho, estaré aquí.

—Bien, nos vemos Mack.

Entre a casa, cerrando la puerta detrás de mi. Deje salir el aire que tenía en mis pulmones, estaba totalmente feliz. Mack me avía invitado salir, el chico que siempre me gusto me a invitado, hoy a salir.
Dios, esto es algo confuso, solo imagine que Hades era el único el cual me invitaba a salir. Corrí directo asía mi habitación, para buscar ropa y poderme bañar.

Desenredaba mi cabello, enfrente del espejo, faltaba una hora para las ocho. Pero un sonido se hizo presente, en mi ventana. Fruncí el ceño para acercarme a la ventana. Pequeños golpes seguían en la ventana. Me acerque a ella para observar Hades aventar pequeñas piedras. Él se dio cuenta de mi presencia y dejó de aventar.
Abrí la ventana y me asomé, él estaba recargado en La furgoneta.

—¿Qué haces aquí?—peegunte.

—Nada, parado.—alzó los hombros.

—No, yo digo—negué—olvídalo.

—¿Te has bañado?—se acercó.

—Si, bueno. Cómo—me interrumpió.

—¿Cita?—levantó la ceja.

—No, si no. Digo si, no. Solo una salida, de amigos.

—¿Amigos?—miro al rededor—¿Chico?

—Si, es Mack.—susurre.

—¿Mack? El idiota de Mack ¿de verdad Makri?—se burló.

—Hades deberías dejar de ser un-un—me interrumpió.

—¿Idiota?

—Si, eso—baje la mirada.

—Él no es bueno—arrugó sus cejas.

—¿Por que lo conoces?—me cruce de brazos.

—Solo—suspiro—olvídalo, nos vemos luego.

Observé cómo se alejaba, y subía a la furgoneta, no entendía nada, así que reaccione lo más rápido.

—¡Hades!—grite.

Observé que él no me escucho, lo más rápido que pude fue tomar mi chaqueta, y salir corriendo. No entendía su mal humor. Sentía calor, me dolían los pies. Abrí la puerta lo más rápido, para cerrarla detrás de mi, con rapidez abrí la puerta de la furgoneta, y lo cerré lo más rápido. Mi respiración está muy rápida, cerré los ojos, para recargar mi cabeza en el sillón de la furgoneta, giré mi vista.

Hades estaba sonriendo, de un lado. Negué con la cabeza. Estaba loco, no sabía que pasaría. ¿Y Mack? Dios mío, esto no me puede estar pasando. Pero Hades hablo, lo seguí observando.

—Sabía que vendrías—encendió la furgoneta—bien, vamonos.