- No te haré daño Giselle - da un paso asía mi, pero yo retrocedo nuevamente.
- Solo dime que quieres.
Sus ojos grises penetrantes no emiten arrogancia como solían, esta vez sus párpados caídos parecen estar cansados, la expresión de su rostro hace que sienta empatía, sus robustos y definidos hombros están caídos, la tristeza es evidente en su ser.
Él suspira - En la mesita de noche de mi habitación había unas llaves, la única persona que entró ahí fuiste tú... - él hace una pausa y baja su mirada, como si no quisiera acusarme de haberlas tomado.
- Si las tome - sus ojos volvieron a los míos - con los nervios del momento solo pensé que eran las llaves de la puerta de tu sótano, las tomé para esconderme ahí.
Me muevo por la habitación hasta mi escritorio y agarro las llaves para entregárselas.
Estiro mi mano para devolvérselas y él imita mi gesto, este aprieta mi extremidad junto con el objeto, jala de mí haciendo que su pecho desnudo choque con el mío y con su brazo libre sostiene mi rostro.
- Isaac... - murmuro.
Antes de que pueda terminar él me interrumpe - ¿Me tienes miedo?
Siento su calida respiracion en mi rostro.
- No te tengo miedo, solo no confío en ti.
- ¿No confías en mí porque soy un lobo? Yo he sido quien te ha cuidado todo este tiempo.
- No, no confío en ti porque no conozco nada de ti.
- Entonces déjame mostrarte quien soy, dame una oportunidad de enseñarte que puedes confiar.
Mientras más miro sus ojos más me pierdo ante el color extraordinario.
Bajo mi mirada - no deberíamos de compartir momentos juntos, tú eres diferente, que tal sí...
Nuevamente me interrumpe.
- Yo llevo una vida normal, asisto a la universidad, tengo amigos, de vez en cuando una chica.
Lo último que ha dicho me ha dado una sensación de incomodidad, no entiendo por qué y él parece notarlo.
Lleva un mechón de pelo detrás de mi oreja - Quiero que pasemos más tiempo juntos, ya sabes el secreto, no tengo por qué mentirte más.
- No lo sé, yo...
Agarra mi barbilla y hace que lo vuelva a mirar.
Sus ojos bajan por mi rostro hasta mis labios, él humedece los suyos y sube de nuevo a mis ojos - si quieres que me aleje solo dímelo, lo respetaré.
Estos días me he sentido sin ánimos y aunque disfruto la compañía de Aleysha, he estado muy sola sin poder hablar de lo que realmente quiero, ya que eso pondría a Aleysha en peligro.
- Puedes quedarte un rato.
Una sonrisa se dibuja en su cansada cara.
Me siento en el borde de la cama y él también - luces cansado.
- Bueno no he estado muy bien estos días que digamos... además he tenido que limpiar la casa y hacer limpieza me deprime.
Una pequeña risa se escapa de mí, a él parece hacerlo feliz verme sonreír - creo que tu empleada no quiere que la devoren.
- No la culpó, ella luce - lame sus labios - deliciosa.
Entrecierro mis ojos - no sé dé que manera debería de interpretar eso, tomando en cuenta de que puedes devorarme con todo el sentido de la palabra.
Él se ríe enseñando sus hermosos dientes, no puedo negar que me da satisfacción verlo sonreír a pesar de lucir muy cansado se ve tan hermoso.
Me doy cuenta de que en mis manos aún permanecen las llaves.
- ¿Qué hay detrás de la puerta? - le digo extendiéndole las llaves nuevamente, pero esta vez el sí las recibe.
- Una habitación - él me responde con una expresión de diversión.
Entrecierro mis ojos - ja ja, ¿y qué hay en la habitación?
- ¿Cómo dedujiste que estas serían las llaves de la puerta? ¿A caso intentaste abrirla?
- Bueno yo...
Suelta unas risas - eres una chismosita.
Lleva sus manos a mis costillas y comienza a hacerme cosquillas, me río a carcajadas, intento empujar sus brazos expuestos y fuertes para que deje de torturarme, pero se me hace imposible, trato entonces de huir y mi espalda termina pegada al colchón.
- ¡No! ¡JAJA! ¡Ya para! Por favor... - él se detiene, mi respiración está entrecortada y accelerada.
- Vaya, vaya - llevo mis ojos hacia Isaac para entender a que se refiere.
Él está barriéndome con su mirada, mi vestido de noche está revelando mi ropa interior inferior.
Arreglo mi bata sentándome en la cama.
- El color negro te sienta bien - su sonrisa torcida lo hace ver tan sexy y a la vez muy arrogante.
- Eres un pervertido.
- ¿Ah si? Nunca me lo habían dicho, que raro - el sarcasmo es notable.
Lo cierto es que en unos pocos minutos Isaac me ha levantado el ánimo que tenía caído hace varios días, me siento más aliviada.
- Así que tú eres el lobo blanco que me estuvo cuidando todo este tiempo.
- Sí.
- Gracias, nos salvaste aquella noche - coloco mi mano sobre la suya, esto hace que una corriente invada mi pecho y mi estómago.
Él baja la mirada a mi gesto, luego el gris de sus ojos y el marrón de los míos chocan nuevamente. - No hay de que - la tensión entre los dos y las miradas de deseo son notables.
Unos golpes en la puerta interrumpen la conexión entre Isaac y yo - ¿Giselle, con quien estás hablando? - dice Aleysha
- Pasa - respondo girándome asía la puerta.
Aleysha entra a punto de decir algo, pero al ver a Isaac parece cambiar la elección de sus palabras - Ah, hola Isaac - ella frunce el ceño después de darse cuenta del intruso - ¿cómo entraste? Digo, bueno los dejo.
Ella da la media vuelta y se va por donde mismo entró.
Giro mi rostro para encarar nuevamente a Isaac, para mi sorpresa este está extremadamente cerca de mí, su nariz y la mía chocan, él agarra mi rostro con sus dos manos.
- Se acabaron las interrupciones, hoy vas a ser mía - sus labios rozan los míos y su voz hace que todo mi ser tiemble.
Mi cuerpo arde.
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Su secreto [+18]
Storie d'amoreSi pudiéramos saber los secretos de nuestras nuevas amistades a lo mejor no llegaran a ser nuestras amistades. Giselle Moore, una chica de 20 años decide volver al país donde nació, Canada. Vivió en Estados Unidos a partir de los 10 años, se separa...