Capítulo 19: Una buena niña.

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Repasemos: Severus snape me ofrecía un buen trato, pero ahora tendría que ser una estudiante modelo, seguir todas las reglas, y ello implicaba no llegar tarde a clases, cosa que aparentemente ya había empezado mal. Afortunadamente, no había rastro de McGonagall en el aula. Me estaba acomodando en mi pupitre para comenzar a copiar lo que había en la pizarra a toda velocidad cuando una preciosa gata atigrada y gris salto sobre mi escritorio y me miró con intensidad. Podía sentir su magia irradiando con fiereza, solo podía tratarse de un kneazel, pero era demasiado pequeña para serlo. Pensé que tal vez sería una cruza con un gato común. -Hola bonita- susurré rascando detrás de sus orejas -¿Estás perdida? ¿Te han molestado por aquí?-. De pronto, quién estaba sentada sobre mi pupitre mirando con enfado era la mismísima profesora. Retiré mi mano de detrás de su oreja tan rápido que casi le hago perder sus anteojos -¡eso es increíble! ¡Es una animaga!- solté sin poder contenerme. -Gracias, señorita Snape. Pero lamentablemente los cumplidos no la liberarán del castigo si no tiene un motivo adecuado para llegar tarde a mi clase. ¡Y para que todos lo sepan...- dijo alzando la voz al resto de la clase -...no aprecio que me toquen cuando estoy en mi forma animal!-. Volví a mirar mi pergamino en blanco, no tenía una excusa válida para llegar tarde, y usar la carta de "estaba hablando mi padre, que casualmente es su colega y jefe de la casa rival de la suya" no parecía muy útil. -Lo siento, me preocupé por una kneazel vagando sola por el castillo, hay personas que pueden ser malas con los animales, creí que estaba perdida.- Ella asintió. -Lo dejaré pasar por esta vez, por sus buenas intenciones, y por su desconocimiento de mi forma.- dijo severa.

Estaba esperando recibir mi castigo por entrar tarde cuando alguien golpeó la puerta. Para mi sorpresa, se trataba de Invitus. El pelo azul eléctrico que brillaba con intensidad desde detrás de la profesora, era inconfundible. -Disculpe la interrupción profesora, el profesor Snape me ha pedido que excuse a Lilith por su llegada tarde, se ha pasado más de la cuenta en una charla sobre algunas circunstancias especiales, y le ha pedido a su tutor en pociones, Draco, que la escoltara hasta aquí para que no perdiera más tiempo de clase, pero asumió que habría perdido algunos minutos. Estoy seguro de que estará encantada de reponerlos después de clase.- dijo. Estaba segura de que ni la mitad de lo que acababa de salir de su boca era verdad pero al fin, estaba ayudando a sacar mi culo de detención, así que no iba a quejarme. -Gracias señor Perit.- respondió ella lacónica y cerró la puerta. Luego retomó la clase como si tal cosa no hubiera acontecido, sin el menor comentario sobre mi llegada tarde. Para cuando sonó la campana, el resto de mis compañeros seguía batallando con el fósforo, que a duras penas se había vuelto plateado o había conseguido algo de punta, mientras mi caja de fósforos estaba llena de perfectas agujas que no se encendían al ser frotadas en la parte rugosa de la caja (me había asegurado de eso, una por una). Uno a uno mis compañeros fueron abandonando la sala, pero yo me mantuve en mi pupitre. Invitus había sugerido que estaría "encantada" de reponer los minutos que había perdido de clase, y si eso me había saltado el castigo, estaba dispuesta a ir con la corriente -¿Sigue aquí, señorita Snape?- preguntó la profesora con sorpresa. -Si. No quiero que piense que estoy sacando ventaja de ser la hija de un profesor.- Ella sonrió apreciando el gesto. -Usted y yo sabemos que no es necesario que se quede. Ha logrado de forma excelente la transformación de los fósforos. ¿Le gustaría que tuviera algo más desafiante para usted?- preguntó mirando por encima de sus gafas. Por primera vez me sentí comprendida en el castillo. -¡Me encantaría!- asentí. Ella fue a un armario. Sacó un alfiletero lleno de lo que probablemente fueran agujas de otros estudiantes que habían logrado transformar sus fósforos. Lo colocó dentro de una jaula y lo puso frente a mi pupitre. -A partir de ahora, trabajará en convertir ese alfiletero en un puerco espín. La transformación de seres vivos es mucho más compleja que la de objetos inanimados. Por lo que le recomiendo que lea su libro, y si es necesario, recurra a un estudiante mayor que la ayude. He visto que ha hecho amistad con Lovegood, Perit y Malfoy. Cualquiera de ellos ha pasado por el primer año y puede realizar la transformación sin inconvenientes. En caso de necesitarlo, la animo a solicitar ayuda de ellos, o en todo caso, de la señorita Granger, si es que logra encontrarla en algún momento por el castillo. Asentí. Seguramente Granger y Perit serían sumamente fáciles de encontrar: en la biblioteca.

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