Entre corriendo a la sala de los menesteres, junto a Ignatius. Habíamos visto algo perturbador en las lindes del bosque prohibido, un enorme león siendo jineteado por un mapache, y con un lobo persiguiendo a la rara pareja de animales. Lo mas extraño era que el león tenia una rara melena que imitaba una enredadera. Ignatius no había logrado identificar la criatura mágica, y estabamos seguros que muggle no era ¿Qué haría un león en Hogwarts? Según lo que me había explicado el Hufflepuff mientras íbamos al refugio merodeador, ellos vivían en África. -Invitus, que suerte que estas acá- le dije, entre jadeos, dejando perplejo a mi compañero -¿Qué pasó? parece que vieron un nundu merodeando por el castillo.- preguntó, viendo nuestras caras de pánico -No creo que fuera un nundu, he visto ilustraciones de ellos en el libro que me regalaste en navidad, tampoco es un zouwu, que es bastante parecido- comenzó a explicar Ignatius, siendo interrumpido por el Ravenclaw -Así que encontraron una criatura mágica, parecida a un gran gato, pero que nuestro ávido magizoologo...- dijo esto ultimo con una sonrisa hacía el mencionado -No puede identificar...- se detuvo un momento a pensar -... parece, Ron e Ignatius, que se encontraron con algún tipo de criatura que no ha sido identificada... hicieron bien en venir a mi, en vez de ir con Hagrid.- musito él -Pues... pensamos que si íbamos con Hagrid, el pensaría en adoptarlos, sin considerar si eran peligrosos o no.- le dije. El peliazul asintió -Tengo una duda: ¿qué es un nundu y un zouwu? Ignatius me a estado ayudando con cuidado de criaturas mágicas, pero no hemos llegado a esas criaturas, y tampoco las hemos visto con Hagrid... deben ser muy aburridas si nuestro profesor y amigo aún no las ha mencionado.- espete, esperando que uno de mis compañeros me dijeran que eran inocentes criaturitas de las que no había que preocuparse -Tanto el nundu, como el zouwu se parecen a felinos- dijo el Hufflepuff -Y ambos son peligrosos, principalmente el nundu, que tiene una glandula que expulsan un vapor lleno de plagas y enfermedades, pero no hay que preocuparse, dado que el primero habita en África, y el segundo es originario de China- intento tranquilizarme. -¿Y? Hagrid estaría encantado de criarlos, ¿o se te olvido las dos criaturas de primero? ¿o la colonia que hay en el bosque prohibido? de la que él tiene toda la responsabilidad.- le inquirí, con un espasmo involuntario al recordar las acromantulas al Ravenclaw.
En ese momento detuvimos nuestra charla, pues por la puerta de la sala de los menesteres, venían dos de mis compañeros de casa riendo con Luna -No se quienes eran los incautos junto al bosque, pero su reacción de pánico al vernos corretear entre los arboles fue maravillosa- decía Juliet entre risas. Invitus también se unió a ellas -Parece que aquí viene su criatura mágica, que por cierto, jamás me dijeron lo que habían visto.- musitó en un ataque de risas -No lo hagan ahora, llamemos al resto de merodeadores para ver a los nuevos animagos.- dijo, y se fue hacía una mesa donde tenía el mapa -¡¿Ustedes ya lo lograron?!- pregunté, un poco decepcionado. Yo aun no podía hacerlo, y las dos chicas, que eran menores que yo, sí. Eso era frustrante, por un lado estaba feliz por mis compañeros, pero por otro lado estaba enojado, celoso y algo dolido. Era el menor de 6 hermanos, cada uno brillante en lo que se proponía, y mayor que una séptima hija de una séptima hija y un séptimo hijo, y eso era algo a tener muy en cuenta. En cambio yo, apenas destacaba en el ajedrez mágico, Invi decía que tenía una mente privilegiada para la estrategia, pero no ser mas que un aceptable en la mayoría de los campos mágicos me dejaba un regusto amargo en la boca. Y encima, era el único que quedaba por transformarme de la primera tanda de personas que comenzamos el proceso para ser animagos. Ahora, tendría que quedarme junto a Ignatius para seguir intentando bajo la supervisión de el rubio Slytherin. Bastaba decir que eso no me hacía ninguna gracia.
Al parecer, había sido muy obvio con mis expresiones, porque Ignatius se me acerco y coloco su mano en mi hombro -Tranquilo Ron, ya lo lograremos, y por mientras podemos seguir aprendiendo otras cosas.- me dijo, en un intento por apaciguarme -Y un consejo que se me acaba de ocurrir, adhiere la hoja de mandrágora al interior de tu cachete con un hechizo, así no la escupirás ni te la tragarás.- musito, haciendo que me golpeara la frente por no haberlo pensado. Mi afición por la comida había hecho que me tragara casi todas las hojas de mandragora, y por consiguiente, que perdiera el hilo del proceso, pero ahora tenía una forma de asegurarme que eso no pasara.
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Magia Irreverente
FanfictionSeverus Snape, el amargado profesor de pociones descubre después de muchos años que tiene una hija fruto de un fugas amor de verano con una Muggle. La niña posee talentos mágicos inesperados y una consciencia avanzada de cuerpo y magia. Tras la muer...