Capítulo 19.

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—¿Cómo narices me has encontrado?

Sergio sabía de las pocas dotes detectivescas de Dani y temió que si él había sido capaz de encontrarlo, ¿por qué no iban a poder hacerlo los de Cano estando en su punto de mira? 

Con la misma palidez en el rostro, reflejando sus miedos, miró a Raquel, notando la manera en la que se había tensado, probablemente pensando lo mismo.

Quizás estaba exagerando. Tal vez simplemente había hablado con Río y sólo había hackeado la localización de su nuevo móvil y no tenía de qué preocuparse. Aníbal también era de la familia. Pero la sensación de estar poniendo en peligro a la hija de Raquel se había anclado en su pecho. Eso, y que Dani hablara más de la cuenta sobre su falsa vinculación con Alicia.

—Fua chaval lo que me ha costado encontrarte, venga a gritar por las calles... Que no te conoce nadie en este pueblo... —Dani seguía sentado en el sillín de su moto— ¿Y esta chiquilla? —preguntó mirando a Paula— Clavada a la picoleta... —Cerró los labios, girando su cuello hacia el pizzero a la vez que volvía a abrir mucho sus ojos claros— Ay, ay, no jodas...

Raquel le fulminó con la mirada haciéndole callar, sin embargo, él no pudo evitar reírse de esa forma tan singular. Sergio parpadeó varias veces y suspiró cuando se fijó en Mónica, que no le quitaba el ojo de encima. Le daba la sensación de que había despertado en ella algo más allá que la simple curiosidad dadas las circunstancias.

—Dani, de verdad. ¿Para qué has venido?

—No localizo a Andrés, Sergio esto es importante. Estamos bien jodidos... Algo está pasando y...

Raquel arrugó su frente sin pasar por alto escuchar de nuevo aquel nombre.

—¿Qué? —Su voz sonó preocupada— Andrés —Se quedó pensativo, calculando y relajándose al ser consciente de que todo había sido una equivocación por parte de su amigo— Daniel, escúchame, estamos de puente. Andrés se marchaba con Tatiana a Italia en estas fechas... —Sacudió su cabeza— Y, en serio ¿Cómo narices sabías que estaba aquí?

—Bueno... —Alicia carraspeó detrás de Raquel, mientras Mariví no entendía nada— Eso fui yo... Otra vez...

—¡¿Cómo?! —Raquel la miró seria, girándose hacia ella.

—A ver... —Se mordió el borde de la uña— Quizás cuando estuve en casa de él y de mi SOBRINO —Señaló a Sergio y Dani asintió varias veces, sorprendentemente, captando las palabras de la pelirroja— Se me escapó.

—Joder, Alicia... —Raquel bufó.

—Bueno... —Dani se crujió las articulaciones de los dedos entrelazándolos unos con otros y mostrándolos hacia adelante— ¿Y ahora dónde me instalo? ¡Que yo no me vuelvo ahora a Madrid eh, que tengo el culo dormio'! Encima he visto a unos chavalines de botellón viniendo pa' ca y me han dicho que hay fiesta... Vamos, ¡pim-pam pim-pam! —Movió sus brazos de manera automatizada, y levantó una risita divertida en la voz de Mónica— Ya sabes que esto no es igual al barrio, hay que aprovechar.

Raquel y Sergio miraron a Alicia. Ésta, en cambio, no sabía donde meterse y lo único que hacía era sonreírle a Mariví, que ya empezaba a maquinar en su mente cosas mientras las miraba a ambas. Sin embargo, tanto la inspectora como el pizzero tenían las mismas ganas de estrangularla.

—Claro que no te vas a ir ahora, chiquillo. —Intervino Mariví, acercándose por primera vez junto a la Beta RR-S Line de Denver— Yo soy la madre de Raquel, Mariví, encantada. —Le plantó dos besos en cada mejilla cuando éste se quitó el casco y lo metió en su brazo, hasta el codo— Algún sitio te buscaremos para esta noche...

𝐁𝐚𝐝 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 | 𝐀𝐔 | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora