29. Nos descubrirán...

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-¿Qué haces, Daryl?- Murmuro jadeante mientras doy un vistazo a todos lados.

Sus manos me acarician el trasero e incluso lo estruja, mis ojos van hasta unas figuras extrañas que hay en el muelle donde estábamos hace unos minutos, evidentemente eran personas y si yo podía divisarlos, ellos podían hacer lo mismo con nosotros.

-No quisiste ducharte conmigo.- Dice entre besos que sigue repartiendo por mi cuello.

-¿Esa es la excusa?-

-Te ves jodidamente hermosa vestida así.-

Debo de admitir que, efectivamente me veo genial con el conjunto. Parecía una secretaria sensual que se quería tirar a su jefe... oh mierda, eso es lo que soy.

-Daryl... nos descubrirán...-Vuelvo a mirar hacia las figuras sobre el muelle.

Con irritabilidad sujeta mi muñeca y comienza a dar grandes zancadas, tirando con fuerza de mi y haciéndome casi correr tras él. Por un momento creo que lo he hecho enojar y vamos a regresar al hotel. Caminar por la arena a paso rápido es demasiado cansado y me hace jadear, puedo distinguir a lo lejos algo grande y por lo que noto, es la dirección que estamos tomando.

Cuando estamos lo suficientemente cerca, me percato de que es un bar playero, la gente suele decirle "isla" aquí puedes pedir lo que vayas a beber y lo hacen al instante. Tiene una pequeña puerta que se sujeta a un seguro muy débil, Daryl simplemente lo mueve hacia a un lado y el bar está abierto para nosotros.

Mis pies tocan la madera que junto con la arena en mis pies se siente rasposa, bajo la oscuridad de la noche puedo ver al castaño respirando con dificultad igual que yo.

Maldición... ninguno está en condiciones de hacer este tipo de ejercicios.

-¿Le sirvo algo, señorita?- Bromea mientras se quita el saco.

Ver como lo remueve de sus hombros es como ver que alguien quitarle la envoltura a un chocolate Wonka y encontrar el boleto dorado por uno de los lados.

Avanza hasta mi a paso lento, con los zapatos que no se ha quitado resonando por el suelo. Cuando esta frente a mi, una de sus manos acaricia mi mejilla y después baja a mi cuello el cual aprieta con la fuerza suficiente para tener dificultad para pasar saliva.

Mi respiración se entrecorta ante la acción y puedo sentir el calor recorrerme completa y estamparse en mis mejillas. Daryl se acerca tanto a mi que puedo sentir su respiración golpear contra mi boca, pero no me besa, sus ojos se mantienen puestos sobre mis labios. Juega con la corta distancia como si me provocara. Sabe que no puedo moverme por su agarre y lo disfruta. Su mano libre se va a mi cintura por debajo del saco de vestir, el body de encaje contra sus dedos me da cosquillas y me pone la piel de gallina.

Después de un par de segundos, sus labios tocan los míos, pero no más que eso. Son roces sensuales y justo en este instante quiero comérmelo a besos. Creo que ya entiendo de que va la dinámica. Se aleja nuevamente sin dejar de sujetar mi cuello y me comienza a empujar. Ante la oscuridad del lugar y que no puedo girar la cabeza, me digno a dar pasos cortos hacia atrás con Daryl de guía.

Mis muslos chocan con algo, tanteo con las manos y puedo notar que es una silla.

-Siéntate.- Su voz suena más ronca de lo habitual y sé que esta caliente como yo.

Me suelta y hago lo que pide, mis ojos se comienzan a acostumbrar a la noche y puedo distinguir mejor al castaño. Con las manos sobre mis rodillas, hace que en un rápido movimiento mis piernas se abran y se acomoda entre ellas. La silla es del tamaño adecuado. Justamente su miembro queda frente a mi coño.

DADDY ISSUES  (+18 Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora