Capítulo 11: Ovni

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NARRADOR OMNISCIENTE

En las instalaciones de la Universidad Borkham, tras un exhaustivo entrenamiento, los estudiantes de las clases de tenis se disponían a tomar una ducha, con la excepción de uno de ellos, quien organizaba sus pertenencias con el fin de abandonar el lugar lo más pronto posible.

— ¿Por qué tuve que ser yo quien ordenara todo el desorden que ellos causaron..? —se quejaba Razeck recién llegado luegode haber culminado con la tarea encomendada por el entrenador— Talvez porque llegué muy tarde —se respondió así mismo—. Como sea, al menos así evito ver a Domenico y Karl.

El rubio, Karl, y los demás compañeros charlaban en las duchas, en lo que se aseaban.

— También tengo pensado comprar un coche —comentó uno de ellos tomando un poco de shampoo—. Pero no creo que pueda ser uno tan bueno como el de Domenico, ése si es un auto de verdad.

— Es que ése es de colección —dijo Karl chasqueando la lengua en lo que pasaba las manos por su torso ya mojado—. Aun así, tu padre es dueño de un consorcio automotriz así que tendrás una buena máquina de hecho.

— Eso espero, ¿sino como espera que venga a la universidad? ¿En autobús? —carcajearon.

— Hablando de eso, ¿alguna vez fueron en autobús? —comentó un muchacho tomando el bote de shampoo—.

— ... —negaron—. ¿Acaso tú si?

— Una vez, pero fue por complacer a Alaia, asi que fuimos a su casa en el autobús.

— Todo lo que hiciste por un par de pechos —habló Fabian haciendo carcajear a todos—. ¿Por que no se fueron en tu auto o en un taxi?

— DIjo que sería más divertido, y no podía contradecirla o entonces se habría enojado.

— Y no te la habrias cenado —intervino Harry—. Tuviste que hacer un esfuerzo sobrehumano.

— No tanto, me facilitó las cosas porque así nadie se enteró que salía con ella, sobretodo mis padres, ellos me habrian cortado la cabeza —anunció.

— ¿A quién le habria gustado que su hijo flirteara con una mujer que vivía en los suburbios de la ciudad? —manifestó Fabian tomando el bote de shampoo que anteriormente había usado uno de ellos—. ¿Pero que tal te fue con la muchacha? He oído que la gente de su clase suele ser más despierta en esos aspectos —rió de manera ruin.

— Pueda que se deba porque se la pasan en las calles —comentó Julien en lo que enjuagaba la zona de su pecho.

— Fue una buena experiencia —anunció Philiph recibiendo ovaciones por parte de los jovenes— Solo diré eso, porque no quiero que me suba la temperatura.

— ¿Qué? ¿Acaso estas por ponerte duro? —carcajeó Fabian junto al resto quienes pellizcaban su abdomen, a excepcion del rubio, quien enjuagaba sus cabellos dejando correr el agua por su cuerpo completamente desnudo, esbozando una sonrisa burlesca.

— Y despues de eso, ¿ya no la volviste a ver?

— ¿Para qué? A ese dulce ya le quité el envoltorio —carcajearon por lo dicho por Philiph.

— Con ese ritmo tendrás un supermercado de golosinas —comentó Karl frotando su entrepiera para quitar el exceso de jabón.

— Este año romperé el récord de Fabian —expresó Philiph—. Eran dieciséis ¿no?

— Dudo que puedas hacerlo, ¿cuántas vas?

— Once —comunicó—. Verás que si lo lograré. ¿Karl, que hay de ti?

El Juego De Las Rosas | En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora