Capítulo 10: Macarones

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POV JANICK

Cayó el domingo, mi día menos favorito de la semana, pero eso estaba a punto de cambiar.

— Razeck...

— ¿Hmm?... —musitó mientras cambiaba de canal en la TV.

— Estaba pensando en ir de compras, pero no se si es buena idea, ¿tú que dices? —cuestioné en lo que removía la mazamorra que preparaba para el desayuno, con ayuda de un cucharon de metal.

— ¡Sí! —giró la cabeza hacia mí—. Si los gastos que harás no afectan a tu economía, ¿por qué no hacerlo? 

— Es verdad, es que nunca he ido de compras y no lo sé... quisiera comprarme ropa bonita, ropa que siempre quise usar.

— Entonces vamos después de desayunar, es ahora o nunca.

— Listo, nos vamos de shopping entonces —carcajeamos.

Desde el momento en que acordamos ir de compras juntos despues del desayuno, sentí una mezcla de emociones. Estaba emocionada por la idea de renovar mi guardarropa, pero también me preocupaba si sería capaz de encontrar ropa que realmente me gustara, nunca había sido muy fanática de las compras, pero esta vez era distinto.

Era un dia muy especial pues Razeck había estado pasando por un momento difícil emocionalmente el día anterior, y que mostrara entusiamo, por esta nueva experiencia, me hacia sentir afortunada. Esto serviría para ayudar a despejar su mente, y junto con los pequeños regalillos que le tenía planeado hacer seguro alegraría aún más su día.

El viaje al centro comercial comenzó con risas y conversaciones animadas. Razeck y yo compartimos historias, sueños y anécdotas mientras nos dirigíamos a nuestro destino a paso firme. Aunque, a medida que nos acercábamos, mi nerviosismo creció, pero la compañía del castaño me hizo sentir más relajada.

Cuando finalmente entramos a una de la casas de moda que tenía el centro comercial en su interior, sentí una mezcla de emoción y ansiedad. Las opciones de ropa eran abrumadoras, y me preocupaba si sería capaz de tomar decisiones adecuadas pero el ojimiel, siendo el amigo increíble que es, me animó a probar diferentes estilos y colores, y su opinión siempre honesta me fue de gran ayuda.

— ¿Cómo lo ves? —pregunté a Razeck, a la par que me posaba frente al espejo—.

— Precioso —sonrió—, ¿y tú?

— También me gusta —declaré—. ¿Pero no será muy pequeño?

— Claro que no, está perfecto, tiene el detalle del cuello que lo hace ver ligeramente formal —se señaló así mismo—. Además el color es bastante combinable, me da unas vibras como del festival Coachella.

— Sí, justo pensé lo mismo —reí.

A medida que probaba diferentes prendas, experimenté una creciente sensación de satisfacción. Verme en el espejo con atuendos que realmente me gustaban hizo que mi confianza se elevara. Cada compra que hicimos, ya sea una blusa elegante o unos jeans cómodos, se convirtió en un símbolo de este día especial.

Al final del día, luego de haber enviado una cierta cantidad de dinero a mi madre, y con bolsas llenas de ropa nueva y corazones felices, Razeck y yo regresamos a casa, con una deliciosa cena entre manos que el castaño se encargó de adquirir. Mi primera experiencia de compras fue mucho mejor de lo que había imaginado, y la alegría de pasar tiempo con mi mejor amigo, mientras él encontraba un respiro emocional, fue inigualable.

Esa noche, mientras reflexionaba sobre el día, me di cuenta de que el sentimiento que experimenté fue una mezcla de gratitud, alegría y amor por la vida. Fue un domingo que nunca olvidaría, un día en el que aprendí muchas cosas, dando un paso más en la confianza que me tenía.

El Juego De Las Rosas | En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora