POV JANICK
— Razeck, ¿puedes ayudarme a delinearme los ojos? Tengo miedo de terminar pareciendo un lémur —bromeé buscando hacerlo reír. Aún estaba un poco decaído pero mucho menos que ayer, donde se la pasó llorando a tal punto de quedarse sin poder respirar mientras hablaba con mi tía. Me partió el corazón verlo tan mal anímicamente por lo que me había propuesto comprarle otro móvil en cuanto reciba mi pago mensual— Nos enviaron un correo como recordatorio de la elección del trabajador o trabajadora del año, y quisiera arreglarme un poquito para la ocasión —agregué— Estuve viendo que el delineador negro hace que resalte la mirada.
Hace meses atrás me comenzó a rondar por la mente la idea de utilizar maquillaje, veia en internet a muchas personas utilizarlo, tranformando su apariencia y resaltando sus rasgos, por lo que quise hacer lo mismo.
En un acto tonto y quizas deseperado, tomé un marcador negro y trazeé alrededor una linea delgada con una punta que se elevaba al final y terminaba en un triangulo. El resultado fue un desastre pero supe que todo iba bien cuando no paré de sonreir mientras me observaba al espejo, cambiando de lado cada tres segundos.
— Claro, haré mi mejor intento ¿sí? —tomó el delineador que había comprado hace un par de días cuando regresaba a casa. Y se puso de pie para caminar a mi lado de la mesa— Espera ¿es hoy? —abrió los ojos—.
— Sí, es hoy —afirmé— En la mañana será la premiación y quien resulte ganador o ganadora, acompañará a los directivos en los premios de Responsabilidad Social Empresarial a la que fuimos nominados en la categoría gran empresa.
— Ah, entiendo —comentó dibujando una línea sobre mis párpados— Debemos ir haciendo un espacio allí en el mueble del televisor para ubicar ese trofeo —agregó trazando sobre mi piel—.
— Gracias, amigo, confías en mí más que yo misma —lo abracé por la cintura, a lo que él reposó su mentón sobre mi cabeza— Con el dinero del premio te compraré un celular nuevo ¿ya? —.
— ¡No! —me dijo golpeando mi brazo amigablemente— Ese dinero es tuyo, gástalo en ti, en las cosas que tú quieras.
— Pero yo quiero regalarte un teléfono —me encogí de hombros—.
— ... —movió la cabeza negativamente— Déjame terminar de delinearte —articuló—.
— Ah, no te conté, me compré unas pinzas para cabello, me quiero hacer algunas ondas, me ayudas en eso también ¿ya?
— ... —asintió rápidamente— Listo —me dijo apartándose un poco para luego cerrar el delineador—.
— Voy por las pinzas y el cepillo —me levanté yendo hacia mi habitación—.
Tomé el objeto para el cabello que tenia guardado en uno de los cajones de la cómoda y regresé a la sala, allí pasamos varios minutos entre intentos fallidos y búsquedas en internet de cómo hacer ondas en el cabello.
Ésta era la primera vez que me acicalaba e invertía un poco más de tiempo en mi apariencia. Los cambios eran mínimos pero había dado el primer paso hacia algo nuevo para mí. Quería arreglarme, verme más linda, quizás más adelante conseguir más maquillaje con los cuales resaltar el color de mis ojos, que según Razeck, eran los más lindos que había visto.
— ¿Estaría bien si uso estos zapatos? —consulté al ojimiel desde la puerta de mi habitación, sosteniendo un par de sandalias de tacón, unos zapatos que me obsequió mi madre cuando me mudé a esta ciudad, eran de punta cerrada de modelo cangrejeras, no muy altas y en color caramelo—.
— ¡Sí! —exclamó asintiendo rapidamente—.
— ¿Y si me caigo? Es que son un poco más altas de las que normalmente uso—comenté haciendo carcajear al castaño—.
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El Juego De Las Rosas | En Emisión
Novela JuvenilJanick es una muchacha que labora como diseñadora gráfica de una de las corporaciones más grandes del mundo, en el que tras hacerse acreedora de un premio, su vida da un giro inesperado, envolviendola en aventuras que jamás imaginó, adentrándose en...