III. Saelma

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Dedicado a dany190onedirection por la bonita portada que me acaba de hacer. Muchas gracias, cariño. Me encanto. Y espero les guste a ustedes.
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Londres, 1890.

Las lúgubres calles de Londres eran cubiertas por una neblina espesa y cegadora. Mientras las lámparas de lava encendidas iluminaban apenas un poco.
En los barrios bajos de la londinense se podía oler en el aire el tabaco, alcohol, orina y sexo. Algunas personas vagaban fuera de los bares buscando compañía de noche, otros solo cayéndose de borrachos en las esquinas mientras las risas escandalosas se podían escuchar dentro de algunos locales iluminados.

Lejos de esos degradantes escenarios. En una de las aristócratas residencias de alta alcurnia se celebraba una fiesta de gala. Caballeros portando trajes a la medida mientras las mujeres presumían sus vestidos de diseño y joyas caras. Copas llenas de vino fino chocaban entre sí, risas hipócritas y sin gracia, charlas sobre política y trabajo. Solo gente vacía con platicas vacías y de poco sentimentalismo. Solo había avaricia y deseo en ese lugar. Un deseo de poder y dominio, sobre todo.

Jeffrey Anderson, jefe de médicos del hospital Sr. Hopkins se acercó hasta el anfitrión de la fiesta. Palpando el hombro del joven hombre y sonriendo enormemente.

—¡Excelente fiesta, como siempre! —adulo.

—No es para tanto—responde, quitando importancia a las palabras— Pero agradezco su presencia a mi humilde hogar

—Debo diferir, señor Malik—la señora Palmer jugaba con su collar, a la par que sus astutos ojos coqueteaban con el joven de atractivo—Sus fiestas son de las mejores a las que he asistido. Siempre consigue superar a la anterior, no sé qué hará, pero cada una tiene su propio sabor, ¿Cuál es su secreto?

Zayn Malik, novelista de veintiocho años de edad. Un hombre del que todos vieron nacer sus riquezas y éxitos de la calle. Alguien que de la noche a la mañana apareció en el área privada de Londres y adquirió la mansión más hermosa y costosa del lugar. Ese mismo hombre sonrió a su invitada, portando una copa de vino tinto en su extremidad derecha. El líquido en el cristal casi pareciendo sangre. Muchos ojos puestos sobre él, esperando su respuesta.

—Un mago jamás revela sus secretos, mi hermosa señora.

La mujer se río, cubriendo su sonrisa con una mano enguantada en tela roja. Si había algo más que caracterizaba a Zayn Malik, a parte de su enorme atractivo, era el natural coqueteo y agrado entre la población femenina, y secretamente entre algunos hombres de preferencias reprimidas. No necesitaba mucho para tener a mujeres mayores y señoritas suspirando a su paso. Y, sin embargo, en los años que se conoció al encantador hombre, nadie lo ha logrado apresar en una relación estable, mucho menos contraer nupcias. Su vida sentimental permanecía en un misterio extremadamente delicioso para todos.

Los músicos tocaban un vals al que muy pocos se resistieron y sacaron a bailar a damiselas.

Malik divisó entre la multitud a un hombre en específico, de sonrisa gatuna y fue hacia él. En el camino recogió una copa de vino y saludó a su invitado.

—Señor Pilcher, me alegra que haya podido venir, estoy honrado con poder atenderlo—ofreció la copa—Déjeme darle mi más sentido pésame. Siento mucho lo de su esposa, señor. Su señora era una mujer realmente encantadora.

Y tan desesperadamente deseosa de un buen amante con quien engañar a su esposo. Lo suficiente para que fuera fácil seducirla y atraerla a mi mansión.

—Hanna apreciaría mucho el haber venido, Zayn—intento sonreír, pero solo fue una mueca pequeña.

Por supuesto que sí, pensó el azabache de mirada clara.

No Digas Su NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora