No Digas Su Nombre

XII. La luz.

Dos semanas después de su plática con el profesor Tomlinson, Liam se encontraba un fin de semana en su casa, con un maratón de películas, mientras mantenía una video llamada con sus amigos. Eran pasadas las doce de la noche de un sábado.

Las cosas parecían estar calmadas, claro, después del asesinato de Robin y Sally. Los sucesos paranormales tuvieron una pausa, y Liam por fin pudo respirar tranquilamente. El peso de una oscuridad sobre sus hombros desapareció.

—Sonara horrible, pero se lo merecían—opina Niall, cuando la conversación para a centrarse en el reciente asesinato.

—Nadie merece un final tan horrible, Niall—reprendo el de ojos verdes.

—¿Qué no supieron qué salieron los trapitos sucios al sol? Hace casi dos años Robin tuvo cargos por abuso sexual a una chica de quince años. Obviamente su padre pago a los padres para cerrarle la boca a la familia de la niña y a la juez para borrar su historial.

Claro, eso era algo que Harry y Liam ignoraban completamente, hasta ese momento.

—Y la chica; Sally, pff...una arpía en toda la extensión de la palabra—sus ojos azules rodaron, llevo un puño de palomitas a su boca y mastico, trago antes de seguir hablando—Hace tres años culpo a un maestro de haberla abusado en su salón, el profesor fue condenado a veinte años y lo asesinaron en la cárcel. Al final, resulto qué se había sido una supuesta broma y que realmente nunca la violo.

—Entonces, para resumir, el asesino está matando solo personas...malas.

Liam escucha dos golpes en la madera de la puerta de su entrada. Se escucha el eco por el pasillo solitario que lleva a su habitación.

—¡Dilo como debe ser, Styles! —Niall lo mira mal a través de la pantalla—Imbéciles, cerdos, escorias de la humanidad. Eso son, y por eso merecen los castigos que les están dando.

Tres golpes más y un frio congelador hace entumecer sus dedos, su aliento crea vapor espeso.

—Estoy agradecido con mis padres por educarme como un hombre de bien—el de sonrisa con hoyuelos suspira, tranquilo—Gay, pero educado.

—Liam no ha dicho nada.

—Creo que hay alguien en la puerta—murmura, una vez escucha nuevamente los golpes a la madera.

—¿Esperas a alguien?

Liam negó—No...

Ambos jóvenes al otro lado de la pantalla, miran a su amigo levantarse de donde esta y, a paso lento, comenzar a salir de la habitación. Hay algo ahí con él, lo que provoca un estremecimiento de miedo. Una enorme sombra esquelética arrastrándose detrás de Liam.

La conexión comienza a fallar y lo último que saben es que la cámara tiene una interferencia y la video llamada acaba.

~•~

Sus pasos son lentos y silenciosos, sus pies en calcetines sobre la madera del piso. En su mira, la puerta está sólida, pero los golpes a ella son fuertes, intimidantes y dominantes. Su respiración es tranquila, pero hay incertidumbre.

—¿Quién es?

Su sola pregunta detiene el golpeteo, y todo se mantiene en silencio por segundos. Hasta que, nuevamente una serie de golpes más insistentes y fuertes rebotan en la madera y esta se queja como si estuviera a punto de ser partida a la mitad.

—¡¿Quién es?!—volvió a preguntar.

Para ese momento, él ya temblaba, sus palmas sudadas y sus ojos irritados. El frio erizó su cuerpo completo y sus extremidades comenzaron a fallarle. ¿De dónde venía todo eso?