No Digas Su Nombre

VI. Zain Malik

Su departamento, su lugar seguro después de abandonar su hogar, —donde dormía, comía y veía televisión con sus amigos todos los sábados por la noche hasta los domingos por la tarde—ahora se encontraba siendo revisado por policías y peritos. Acordonado como escena del crimen. Mientras Liam e Irina fueron escoltados por policías a la salida del lugar, y en ese momento, mientras interrogaban primeramente a Irina, el joven castaño permaneció en el limbo, con la mirada perdida y semblante en blanco. En su cabeza, la escena putrefacta y horrenda de su amigo en descomposición siendo montando por el cadáver de otro joven seguía reproduciéndose, era algo que simplemente no podía quitar se su mente, algo que difícilmente podría superar. El trauma de la escena, el olor y la piel muerta en la oscuridad de la habitación, los gritos y el llanto de Irina. Lo que encontró escrito en el libro, la sangre y el departamento hecho un desorden.

La policía y peritos apareció junto a paramédicos casi una hora después de que los llamara, marcando la numeración en su teléfono con los dedos torpes y temblorosos. Teniendo a la joven adherida a él como si su vida dependiera de ello. Hubo hombres que al momento de ingresar al lugar tenían que salir aprisa para devolver el estómago en las plantas del pasillo.

A la distancia miraba a Irina hipeando, en sus manos un vaso de unicel que vibraba por la inestabilidad en las extremidades de la chica, sentada en las escalónelas del edificio a unos metros de donde se encontraba. Un policía tomaba nota de su testimonio. Ante sus ojos, vio como hombres sacaban del edificio dos camillas con bolsas negras sobre ellas, donde los cuerpos de su amigo y su acompañante iban envueltos. Todo pareció ir en cámara lenta, un molesto pitido lo ensordeció, a la par en que las luces de la ambulancia, flashes de cámaras y el sonido de las sirenas desenfocaban su atención al momento. ¿Qué había pasado? ¿Cómo Ian termino de esa manera? ¿En qué se había metido? Pero, sobre todo, ¿Cómo paso eso bajo las narices de Liam? ¿Cómo no escucho nada?

—Señor Payne...Señor... ¡Señor Payne!

Apenas en ese momento fue que se detuvo en las piernas envueltas en pantalón mezclilla que estaban en su campo de vista, con una placa de la policía colgando del cinturón en la cadera. Subiendo a una pequeña agenda y pluma en unas manos masculinas y con algunos tatuajes manchando los dorsos. Subiendo a la imagen de un pecho amplio y fornido cubierto por una camisa azul. Mas arriba del cuello firme, una mandíbula dura y con barba de pocas semanas. Liam se perdió en los ojos que le miraban de vuelta, una mirada firme e impenetrable. Un dejá vu lo golpeo estrepitosamente, y su ritmo cardiaco aumento al reconocer ese rostro. No, no podía ser él, porque si realmente resultaba serlo, entonces todo tendría que ser verdad.

—¿Se encuentra bien? —pregunta el hombre de la placa, atento. Se inclina en sus rodillas para verlo mejor, su melena azabache cayo al frente, casi cubriendo su mirada oscura—¿Necesita que llame a uno de los paramédicos?

—Tu...T-tu eres...

—Detective Zain Malik, estoy a cargo de esta investigación—se presentó—Me gustaría hacerle una serie de preguntas, si es que ya se encuentra mejor.

El hombre que se presentó como un Malik, se tomó el tiempo de anotar en su libre, antes de disponerse a prestar atención al joven que tenía sentado en una de las macetas de concreto cerca del edificio. Este lo miraba de vuelta, todavía asombrado por el endemoniado parecido con el hombre del cuadro. Misma mirada asustada que por un momento incomodo al detective.

—Adelante, oficial.

—¿Noto algo extraño en el comportamiento de su compañero en los últimos días? ¿Algo que se mirase demasiado sospechoso?

—N-no—su garganta falla, la intenta aclarar. Así como también intenta no mirar demás al oficinal que colocaba sus nervios en punta—Ian iba a clases como normalmente lo hacemos todos. Cada mañana despertaba a la misma hora y salía sin desayunar. Volvía tarde y se encerraba en su habitación hasta el siguiente día.