XVI. El códice Gigas.

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En el año de nuestro señor de 1230. Se cuenta una leyenda sobre un monje llamado Inclusus Hermanus Monachus que se hallaba recluido en su celda del monasterio en lo que hoy se conoce como el centro de la actual Republica Checa tras quebrantar uno de sus votos, y por tamaña trasgresión es condenado a ser emparedado vivo. Herman era benedictino o monje negro que había tenido que soportar toda clase de castigos y privaciones, pero al que le esperaba un terrible destino, ya que el abad del monasterio ha ordenado que se le emparedara vivo. Para salvarse, propone al abad algo imposible: para honrar al monasterio, se compromete a escribir el códice más grande su época, en el que incluiría todos los pasajes de la Biblia y toda la sabiduría humana. Y lo escribiría en una sola noche. Pero incapaz de poder acabar a tiempo la tarea que el mismo se había impuesto, cercano ya al amanecer, Herman hace un pacto con Satanás para que este guie su mano y pueda salvar así su vida. el ángel caído acepto ayudarle, pero le puso dos condiciones: quedarse con su alma y que su imagen apareciera en una de las páginas.

Cuando el día termino, el abad del monasterio y sus acompañantes entraron en la celda de Herman y cuál sería su sorpresa al ver el códice terminado, tal como había prometido el monje. En su interior podían leerse desde una versión vulgata de la Biblia hasta las obras del historiador Judio Flavio Josefo, las Etimologias del arzobispo San Isidoro de Sevilla, el texto completo de la Chronica Boemorum de Cosmas de Praga, así como una recopilación de remedios medicinales, encatamientos mágicos y una lista necrológica. Sus hojas estaban confeccionadas con pieles de animales y, tal como solicito el diablo, a Herman no se le olvido representarlo en la página 290.

—Si me preguntas, su trabajo fue carente de humor, mira que hacer un retrato como esos que hacen los cristianos. Esto es una burla.

Zayn Malik ríe por la indignación que se escucha en la voz de su maestro. Regresa a su escritura olvidada sobre la madera dura de su escritorio, sin perder el ritmo en el andar del hombre por todo el estudio. Su piel se eriza con el frio que deja la presencia de Van Brunt.

—Yo podría hacer un mejor trabajo—opina repentinamente. Solo una simple e inocente broma.

Beliel sonríe a la par en que lanza sobre su joven chico excepcional un azul vistazo. Hay orgullo en esa sola mirada, orgullo y respeto, cuando su voz suena nuevamente y esta vez su tono es el tono de un padre hablando a un hijo.

—Lo haces ya, chico inteligente.

Zayn sonríe nuevamente y no responde nada. después de eso, escucha a Van Brunt comentar sobre el arte y la interpretación de las pinturas.

Al funeral asistieron pocas personas, solo unos pocos familiares y amigos muy cercanos. Malcolm Malik estaba destrozado frente al ataúd en el que descansaba su hijo, cayendo a pedazos cuando había escuchado al padre finalizar la misa pidiendo por el alma de su Zain.

El departamento de policía para el que trabajaba Malik se encargó de hacerles llegar uno de los arreglos florales más grandes y costosos, así como también la asistencia de algunos elementos que habían trabajado personalmente con el fallecido. Algunos ex compañeros de la preparatoria y amigos de la infancia que viajaron desde muy lejos para darle un último adiós a su buen amigo.

Cuando llevaron el ataúd al gran cementerio de nuestra inmaculada señora. En la caja sellada, de un blanco hueso, el cuerpo sin vida de Zain Malik descansa con los ojos cerrados, luciendo por última vez el traje oficial de la fuerza de investigación a la que perteneció, con un sinfín de medallas enganchadas a su costado derecho. Tan pálido y falso como un muñeco de porcelana, bien peinado y arreglado.

La muerte les había pegado demasiado fuerte, sorpresivamente, porque nadie esperaba que un hombre tan joven y con buena salud muriera un simple día como si nada.

No Digas Su NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora