IV. La caida de los vigilantes

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Cuando los hijos de los hombres se multiplicaron, en aquellos días, les nacieron hijas hermosas y atractivas. Y los vigilantes, los hijos del cielo, las vieron y las desearon. se dijeron unos a los otros:

"Vayamos, escojamos esposas para nosotros de entre las hijas de los hombres, y engendremos hijos para nosotros..."

Entonces, ellos juraron entre ellos y se comprometieron mediante maldición. Y todos eran doscientos, quienes descendieron en los días de Jared hasta la cima del Monte Hermón. Estos y todos los otros con ellos tomaron esposas de entre ellas según las escogieron. Y empezaron a allegarse a ellas, a contaminarse a través de ellas, y les enseñaron sortilegios y encantamientos, y les revelaron como cortar las raíces y las plantas. Y ellas concibieron de ellos y les parieron gigantes enormes. Y los gigantes engendraron a los Nephilim...

Después de ese extraño incidente en casa, Liam salió de ya listo para clases. Con unos minutos de retraso y cargando con el feo libro en su mochila. En sus recuerdos, todavía danzaba la voz extraña que se coló en su lugar seguro. Ni siquiera pudo preguntar a Ian por su amigo, pues este nunca se apareció.

El clima cambio repentinamente, de amanecer una mañana iluminada por el astro rey, paso a ser oscura. Nublada con gruesas nubes grises acompañadas de viento. Así que, se preparo muy bien, llevo un paraguas y un impermeable transparente. Llego sin problemas a la segunda clase, cuando entro en el aula suspiro aliviado al ver que todavía no iniciaba, ni siquiera estaba el maestro. Niall y Harry le hicieron señas al fondo.

—¿Dónde estabas? —interrogo el de mirada azul, una vez el americano se dejo caer en el asiento vacío a su lado—Te perdiste la primera clase y el drama que exploto. Marisa Sherman vino a jalarle las extensiones a Sally, descubrió que se estaba metiendo con su novio; el sexy moreno de contabilidad.

—¿Y él que hizo? —indaga, visiblemente curioso.

—Intento separarlas, pero Marisa le reventó el labio y le pateo sus...—Niall hizo una mueca de genuino dolor, Liam rio al ver como bajaba una mano hasta sus partes nombres—Con el fuerte sonido que hizo el impacto del golpe estoy seguro que ese hombre, o quedo estéril, o sus pelotas terminaron en su tráquea.

—Eso no es importante ahorita—corto Harry. Sobre sus manos descanso su mentón y miro a Liam, esperando—Cuéntanos tu experiencia paranormal en la casa Malik.

—¡Cierto! —chillo Horan—¿Pudiste contactarlo? ¿Qué le preguntaste? ¿Cómo es que saliste vivo de ahí?

—Buenos días, chicos—el profesor apareció justo en ese instante. Coloco su maletín sobre el escritorio y sonrió—Hoy seguiremos con el tema que dejamos a medias el día pasado. Alguien que me diga donde nos quedamos, por favor.

—Mierda—maldice el de ojos verdes al verse abruptamente cortado el tema interesante entre los tres.

—Les cuento saliendo a comer.

Todos prestaron atención al docente y su explicación. Liam hacia pequeñas anotaciones de fragmentos de la explicación que creía conveniente investigar mas tarde por su cuenta.

Una repentina y pesada incomodidad se instalo en su ser. Se coloco nervioso de la nada y creyó sentir por un instante que era observado. Pero nadie le estaba mirando, todos estaban demasiado ocupados prestando atención, o al maestro, o a sus celulares por debajo de sus mesas. Sus oídos se taparon, solo pudo escuchar un agudo sonido que parecía querer reventar sus tímpanos. Lo descoloco, sentía como de un momento al otro perdía el aliento y la habitación parecía volverse mas pequeña y caliente. Su respiración se agito, alertando a su amigo sentado al lado.

—Hey, Liam—lo llamo, visiblemente preocupado por el estado del americano. El castaño se volvió más pálido y se llevo una mano al cuello—Liam, ¿Qué pasa?

No Digas Su NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora