Dejo todas mis pertenencias bien guardas y sigo a mis amigos cuando estos me llaman, apresurándome, para asistir a la clase de gimnasia.
—¿Por qué siempre eres el último en salir? —indaga Namjoon.
—Me aseguro de dejar todo bien guardado —respondo sin mucho rodeo.
—Mentira —Yoongi se interpone entre nosotros, envolviéndonos a ambos por el cuello—. Es que es desconfiado y siempre se asegura de que nadie vaya a tomar sus cosas sin autorización.
—Eso tiene más lógica —concuerda Nam.
—No es así —intento defenderme, pero una vez se ponen de acuerdo en cargársela conmigo, no hay manera de detenerles.
Apresuro el paso, ignorando sus risotadas y burlas ante mi desconfianza, y llego antes que ellos al patio. Los demás compañeros del salón ya se encuentran reunidos, los únicos que faltábamos éramos nosotros.
El profesor Lee hace sonar su silbato para que mis amigos se apresuren en llegar puesto que son los últimos. Para buena suerte suya, el profesor no hace más que dedicarles una mala mirada antes de empezar con su clase.
—El día de hoy vamos a dar diez vueltas a la cancha —anuncia y las quejas no se hacen esperar—. ¿Quieren que sean más?
—¡No!
—Muy bien —coloca el silbato entre sus labios, pero antes de hacerlo sonar dice—: ¡Empecemos!
Esa es nuestra señal para que demos inicio a las vueltas.
—No entiendo por qué siempre dice cosas como «vamos a» o «empecemos», si él nunca hace nada —se queja Nam.
Quejarse por todo es su especialidad.
—¿Acaso no lo entiendes? —digo con pausas como estrategia para no cansarme antes de tiempo—. Esa es su manera de hacernos ver que nosotros somos los plebeyos y él es el rey mirándolo todo desde su trono —señalo con la cabeza en su dirección, para darle mayor enfasis a mis palabras.
En una esquina, resguardado del sol que empieza a salir, el profesor Lee se encuentra sentado viendo cada movimiento que nosotros hacemos. El asiento en el que está, definitivamente, es su trono.
Cuarenta minutos después, cuando la clase ha llegado a su fin, los estudiantes de la primera clase de segundo año nos encontramos tirados en el suelo sin importarnos que este esté caliente debido al cansancio.
El profesor Lee se antojó de hacernos dar diez vueltas más cada cinco minutos.
—Mis piernas tiemblan como gelatina —comenta Nam una vez estamos dentro del salón.
Todos tenemos el rostro rojo y sudado, la mayoría bebemos agua y otros cuantos no han perdido tiempo en ir al baño. Gracias a todo lo bueno hoy es viernes y esta ha sido la última clase del día.
—Estoy seguro de que mañana no podré ni ponerme de pie —secunda Yoongi.
—Y me lo dicen a mí, que todavía tengo que ir a trabajar —suspiro con cansancio intentando refrescarme con las ondas creadas por la camiseta del uniforme de educación física cuando la acerco y alejo en intervalos de su lugar correspondiente.
—No vayas —ofrece Yoongi. Lo miro mal ante su innecesario e infructuoso comentario.
—Es mi responsabilidad ir.
—Pero no estás obligado a hacerlo.
Ruedo los ojos ante su necedad.
—Es mi trabajo, mi responsabilidad, y por ende una obligación que asista —alego con certeza.
Intenta decir algo más, pero Namjoon le detiene puesto que sabe a la perfección que lo que acabo de decir es cierto. Soy el único que no se ha cambiado aún el uniforme así que le aviso a mis amigos que lo voy a hacer y ellos aseguran que me esperarán en la entrada del colegio. No tardo mucho en mi tarea y salgo al encuentro con los chicos, hasta que cada uno toma su propio camino.
Ya una vez en Sweet dreams, la pastelería en que trabajo, me digo a mí mismo que todo irá como de costumbre. Hasta que Youso me aborda y sin decir nada me hace entrega de un sobre.
Una más.
*Total de palabras: 648.
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𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐁𝐎𝐘 ━𝐉𝐇𝐒 #EBOxA24
Fanfic𝐃𝐁| ❛❛Querido niño, déjame decirte que tu sonrisa es la más hermosa que haya visto jamás.❜❜ Hoseok trabaja en una pastelería después de clases, y por casualidades del destino comienza a recibir cartas cuyo emisor desconoce pero que expresa un...