Capítulo 22.

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Sky fue el primero en hablar, utilizando un tono estricto en la voz.

-Bajo ninguna circunstancia dejaré que salga de vacaciones señorita Carter, mucho menos cuando tan solo ha durado poco más de un mes aquí.- Su mirada iba dirigida únicamente a mí, no hubo ni un solo titubeo en sus ojos.

- Considero que no es tan mala idea, después de todo la señorita Carter se ha comportado perfectamente y cualquier acto que haya hecho antes ha sido perdonado y compensado.- Dijo Harry viéndome a mi y regalándome la mejor sonrisa pervertida que pudo, luego se aclaró la garganta y continuó.- Compensado con trabajo duro este último mes y medio.- Terminó de decir.

-No permitiré...-Sky trató de negarse, pero mi padre lo detuvo rápidamente colocando su mano en alto en signo de pare, una risa casi explota en mí y me costó mucho aguantarla. Apuesto por la cara de Harry que él se encontraba en la misma situación.

-Agradezco que sea usted el que se ocupe de mi hija aquí, Director, pero lamento decirle que será una decisión mía y del Presidente esta vez.- Stephen se levantó de la silla y señaló la puerta amablemente.- Me gustaría que nos dejara continuar la conversación a solas, si no le importa.- Sonrió como un gato y sus ojos color ámbar brillaban por la excitación que el poder de ser quién era le daba.

Sky no tuvo más remedio que salir de la habitación casi a patadas, no sin antes tener una pequeña conversación acerca de lo que "supuestamente" le había hecho yo a su hija.

"Hablaremos de eso luego, Joan" Dijo tajante mi padre, rodando los ojos sin tener que ocultarlo.

Me senté en el sillón que estaba al frente del escritorio de Harry, estirando mis piernas en él y cruzándolas para intentar tapar las bragas de Calvin Clain que llevaba puestas, Harry tiró de su corbata casi ahogado, señal de nerviosismo y ansiedad.

Mi padre reanudó la conversación.

- Considero, Harold, que deberías tú también tomarte unas pequeñas vacaciones.- Dijo sin rodeos ¿He dicho hace un mes que mi padre era estúpido? Pues me arrepiento. -Después de lo de Tiffany no has tenido ningún tipo de descanso, ya es hora de que te relajes al menos por una semana.- Otro de los problemas de mi padre era que no tenía ningún tipo de filtro en esa boca, lo asesiné mentalmente por ser tan imprudente, pero Harry no pareció importarle aquello, pues tan solo asintió mirando de nuevo hacia su computador.

Mi vista fue de nuevo hacia mi padre. Era alto, rubio y con una de las sonrisas más perfectas que he visto en toda mi vida, mi hermano Trevor se parecía bastante a él, mientras que yo llevaba encima todos los rasgos de mi madre, Stella.

Me levanté del sillón solo para abrazarlo por unos minutos, no me importaba realmente que Harry estuviera allí viéndonos, quizás no vería a Stephen en un largo tiempo. Intercambiamos un par de palabras más antes de despedirnos por completo, prometiéndonos escribirnos por mensajes y vernos en un par de meses.

Finalmente tan solo quedamos Harry y yo en la habitación, me acerqué a su escritorio y me senté en la silla que antes había sido ocupada por mi padre.

-Lamento el comentario que hizo, de veras que a veces no se contiene.- Dije en el mejor intento de disculpa, sabía que Harry era delicado con ese tema y no quería que estuviera mal el resto del día, mucho menos con los acontecimientos de ayer.

Su mirada tardó unos segundos en unirse a la mía, sus ojos parecían normales, no había ninguna señal de enfado o tristeza. Una parte de mi dio un suspiro de alivio.

-Stephen sabe todo sobre Tiff, ella se fue con Jean-Pierre cuando estaba en Canadá por asuntos de trabajo, tu padre prácticamente la mandó a buscar por todo el país.- Sonrió con amargura ante el recuerdo.- Siempre le agradezco el esfuerzo que hizo.- Su mirada cayó de nuevo el los documentos esparcidos en su escritorio.

Señor PresidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora