Capítulo 11.

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Foto de Lily en multimedia.

Sentía como el polvo quemaba mis fosas nasales, pero aligeraba el dolor en mi pecho.

No solía drogarme mucho, pero lo hacía cuando era necesario, cuando por ejemplo William tuvo un accidente hace 5 años y los doctores no sabían si sobreviviría. Ahí me drogué tanto que casi tuvieron que internarme en el hospital por sobredosis. Will lo era todo para mí, pero cuando más lo necesitaba me abandonaba por la puta que conoció hace 2 semanas.

Sequé mis lágrimas con amargura y me paré lentamente para acostarme en mi cama, a pesar de que las drogas estaban haciendo efecto, aún podía ver que el reloj marcaba las 8 y media de la mañana.

Cerré los ojos y dejé que me terminara de hacer efecto el polvo para quedarme así profundamente dormida.

-Sabías que este día llegaría Kate, no podemos dar marcha atrás.- La voz de Will sonaba a través del teléfono, a pesar de que estaba en la Casa Blanca, todo estaba en silencio y completamente solo.-Sabías que me descubrirían- Su voz sonaba apagada y triste, no podía con tanto dolor.

-Sabes que no es tu culpa Will, podemos solucionar esto.- Susurré mientras me apoyaba sobre el colchón de mi cama. -Prometo salir de aquí lo más rápido que pueda y huiremos juntos.- Cerré los ojos con fuerza conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir.

-No, no dejaré que te involucres en esto.- Sentí como un carro se encendía.- Una gran tormenta se avecina, necesito que te quedes allí, volveré por ti.- Dijo en tono de despedida.- Te amo, Katerina.-

Busqué aire tras el chorro de agua que había caido en mi cara, mi respiración era agitada y mis manos temblaban inquietas.

Recorrí la habitación para darme cuenta de que seguía en la mía, pero ahora una chica del servicio estaba parada a mi lado con cara de molestia.

-He intentado levantarla por una hora.- Señaló el reloj que ahora marcaba las 5 de la tarde, joder ¿Había dormido tanto? - El Señor Presidente quiere verla en una hora.- Susurró tranquila.- Le recomiendo que se arregle, le he dejado una pastilla en el baño para que se le baje la fiebre.- Dicho eso y con un inclinamiento de cabeza, salió de la habitación con paso apurado.

Bajé la cabeza hasta la almohada con suavidad, moría de frío y sabía perfectamente el por qué.

El sonido de mi celular inundó el cuarto 5 minutos después, con un gruñido me paré buscando de no tambalearme y alcancé mi celular en la mesita de noche al lado de mi cama.

Contesté sin ver porque veía todo un poco borroso.

- Kate, soy Will, lamento lo que pasó en la mañana pero...- Colgué y apagué mi teléfono de inmediato. No quería escucharlo, a pesar de que necesitaba hacerlo.

Me paré para darme la ducha más larga de mi vida, no quería ver a Harry, por su culpa el estúpido de Sky casi me mata a golpes, joder, es el presidente y se deja dominar por un viejo decrepito como ese.

Al acabar la ducha me tomé la pastilla con la esperanza de que no hiciera efecto para no tener que salir nunca de mi habitación.

Me puse un vestido y cuando estaba arreglando mi pelo, pequeños golpes sonaron en la puerta, me abrí paso por la habitación hasta llegar a la misma pero no vi a nadie hasta que bajé mi vista para encontrarme con una pequeña Lily con el ceño fruncido.
Un pequeña sonrisa se me escapó por el gran parecido que tenía a Harry. Mismos ojos, misma cara.

- Me mentiste.- Dijo su dulce voz para luego entrar a la habitación, llevaba un vestidito rosado y zapatillas de princesa. Su pelo caía en rizos salvajes, justo iguales a los de su padre. - Me habías prometido ayer que jugarías conmigo a las princesas hadas- Dijo molesta cruzando sus pequeño brazos.

Señor PresidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora