•April•

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Donghyuck deslizaba sus zapatillas, por el piso lustrado de los pasillos, entre salones y cuartos de limpieza del instituto.

Un par de auriculares en sus oídos, y una melodía resonando. Cantaba, bailando frente a RenJun, que lo acompañaba en su aventura cotidiana, para recargar el agua de su botella.

El chino no podía entender cómo después de hacer gimnasia y contorsionar sus cuerpos, el menor podía ir por la vida, bailando.

Era la fortuna de bailar a mediodía, cuando profesores, secretarias y representantes, se encontraban ocupados en sus labores. Y ningún estudiante dentro de sus clases, tenía el espacio para levantar la cabeza de sus libretas o desviarla de los pizarrones, para voltear a ver el espectáculo afuera.

Hyuck era bueno divirtiéndose a espaldas de todos.

Su único espectador esa su mejor amigo, y cantando ya fuera desafinado a propósito, o fingiendo que el micrófono era su móvil, estaba disfrutando hacer de payaso en su tiempo libre.

Iba muy bien en su función de circo, a punto de llegar al bebedero, hasta que el pelinegro de mechas rubias, soltó una risita y desvió la mirada al ver por encima del hombro de Hae.

El semblante del moreno cambió por completo, y se detuvo al instante, bajando su micrófono, cuando al darse la vuelta (porque sí, iba de espaldas sin miedo a la muerte), se percató de que un chico de lindos rasgos, los miraba mientras terminaba de beber agua.

Al afinar la vista, Hyuck identificó que no era cualquier chico. Era Jaemin, de su año, pero sección opuesta.

Ahora tenía más vergüenza de si mismo, de la que podía tener RenJun, cuando el pelirosa iba por la vida haciéndole aegyo.

—Veamos el lado bueno...—Susurró Injun, a punto de llegar.—Estaba sonriendo en vez de reírse.

No es como si hubiera ayudado mucho ese comentario, cuando se quedaron en silencio al llegar al mismo punto que Jaem. Haechan no podía aguantar el rubor y RenJun iba directo a llenar.

—Qué tal, Jaem.—Saludó el mayor, recibiendo un "Hey, Injun", de parte del contrario.

El rubio se hizo a un lado para darles espacio, aunque su mirada no iba ninguna parte, más que al rostro de Haechan, mientras este se cocinaba a fuego lento en su lugar.

—Tengo algo en la cara o qué-.—Abordó el castaño, irritandose.

Jaemin cerró su botella de agua y esbozó una sonrisa.

—Mi mirada.—Contestó sobrado, dejando al moreno con la palabra en la boca, y despidiéndose de RenJun, quien evitó reírse, para no ridiculizar a su amigo.

Al quedar solos, Donghyuck hiperventilaba. Ya estaba irritado.

—Pero qué se cree este.—Quejandose de brazos cruzados, emprendía camino de regreso a su clase, con Injun riéndose.

—Con que así se liga en este siglo... Vaya. Me siento viejo, haciendo cartitas y siendo introvertido.—Dijo en voz alta, haciendo que Hyuck lo mirara feo.

—¿A ESO le llamas coquetear?

Supongamos que Donghyuck no estaba haciéndose un hoyo en la cabeza.

—La finalidad de coquetear es acercarte a la persona, de forma romántica. Si su sonrisa no lo demostraba, y tu sonrojo no prueba que funcionó, entonces no sé nada del amor ni sus variantes. Sin duda alguna, me he convertido en un ignorante entonces.

El menor mordió su labio inferior y sin réplica posible, tuvo que quedarse callado. ¿Con qué descaro le puede coquetear alguien a un desconocido?... Jaemin se estaba burlando de él. Eso era seguro.

NaHyuck's Zone/ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora