•Kinds of kisses•

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Haechan se había sentado en las piernas de Jaemin, con toda la libertad del universo. Una libertad concedida por el menor, que se había echado en la cama, sin querer levantarse ahora que tenía un descanso.

Su cuerpo no procesaba tanto trabajo a su edad. Seguía siendo jóven, y en días como los de hoy, se sentía como un anciano con problemas en la columna.

Pero oye, este anciano podía soportar el peso del sol, y se le hacía ligero si no se sentaba bien. A la mierda la columna.

—En la cocina está tu almuerzo. Mark trajo pizza, porque dijo que hoy era día de romper la dieta...—Notificó el moreno, jugando con su cabello.—Lo reconfortante... Que lloraremos todos juntos en el gimnasio.

Su humor se coronó como un grato talento, en cuanto oyó a Jaem reír.

—¿Y no quisiste traerme la pizza?—Los labios del castaño, formaron un puchero.

—Por lo menos esfuérzate en ir por ella.

Jaemin se tocó el abdomen marcado, bajo la ropa. Tanteó la zona y negó con una sonrisita.

—Mi abdomen dice que ya ha sido bastante. ¿Quieres comprobar los resultados de tanto esfuerzo?—Alzó sus cejas, sugerente.

En respuesta, Haechan revolvió su cabello y lo despeinó.

—Si así coqueteas, no quiero ver cómo conquistas.—Rodó los ojos, dejando el revoltijo castaño sobre la cabeza del menor.

—¿Me darás un besito? Anda, chanie... Recarga mis pobres energías. Si me das un beso, podré pararme de la cama e ir por el almuerzo.—Aseguró, emocionado como el niño que a veces era.

El mayor se inclinó y le dió un casto beso en la mejilla, volviendo a alejarse tranquilamente. Nana lo miró desconcertado, haciendo una mueca de insatisfacción.

—¿Qué fue eso?

—Un beso amistoso. ¿No querías tener energías?

—¿Amistoso? Estás de broma. ¿En serio?—El moreno asintió sin entender, llegando a reírse de la mueca que le hizo.—Ahora hay tipos de besos... No te digo yo. Si no quieres darme el beso, no tienes que forzarte a darme uno de consuelo.—El puchero regresó, y ahora iba acompañado de un ceño fruncido.

—Siempre han habido tipos de besos, Jaem.—Comentó, aprovechando su comportamiento para repasarlo. Su rostro, su postura... Era tan tierno cuando quería.

—Ah, no estás jugando.

—Jamás.—Sonríe.—¿Cuál es el que querías tú?

El tono rosa pálido, comenzó a fluir por las mejillas del menor. Se iba notando con cada segundo de silencio.

—Si no me lo dices, no podré dártelo.

El orgullo de Jaemin atravesaría el techo de la casa; abriendo un camino al cielo hasta tocar la galaxia, por lo visto.

A esto, Haechan se vió obligado a tomar cartas en el asunto, indagando. Acercando sus labios a los de Jaemin.

—Hay besos de felicidad...

Sus labios encajaron en los suyos, en una subida repentina que hizo a Jaemin alzar su mentón involuntariamente. Inesperado pero agradable, como celebrar un logro juntos, que se emitía en un sonidito chistoso y adorable al separarse.

Donghyuck juraba que el brillo que transmitían los ojos de Nana, era totalmente distinto al que mostraba con su alegría habitual.

—Duran un instante, pero son contagiosos.

—Cuentame más...—Susurró entre esos mínimos centímetros de por medio.

—Besos inocentes.—Fue tan rápido, como el pequeño piquito entre pajaritos. Inofensivo para sus corazones, pero divertido de sentir... Como un juego en el que solo tienes una oportunidad de atrapar sus labios.

Las manos de Jaemin terminaron reposando sobre las piernas del azabache.

—No me gustan... Te dejan con la sensación de querer más.

—Lo bueno es que no he acabado. Hay besos traviesos...

Sujetó la cintura de Jaem, siendo más rápido esta vez. Sus labios se juntan y el castaño está más preparado, dejando que el mayor se desenvuelva con él, usandolo a su antojo para definir el beso con una mordida en su labio inferior.

Distanciando sus bocas lentamente, para finalizar con una sonrisa.

—Me siento cada vez más invadido. Esta clase es muy fuerte para mi salud, me puedo desmayar.—La respiración de Nana se agitó por un lapso de tiempo muy efímero.

—No te preocupes... También hay beso de RCP.—Bromeó, o quizás no. Sus miradas decían mucho.

—Que suerte la mía.

—Besos revolucionarios... ¿No te gustan?

—Éso qué-

Sus labios son interceptados a mitad de la frase, en un enredo más fluido. Siente un cosquilleo en el estómago que le hace reír, antes de que todo se profundice sintiendo que iba a quedarse sin aire por el osado movimiento de Hyuck, que provocó un tono más rojizo en sus bocas.

Cuando faltó el oxígeno y sus pulmones buscaban con desespero de dónde mantenerse funcionando, acabó.

Los dos estaban agitados, pero seguían sonriendose como si no fueran a querer dejarlo y seguir probando.

—Es un poco comunista... Solo lo manejo yo.—Respiraban entrecortados pero eso no impedía continuar la charla.

—¿He encontrado a mi Estado ideal?...—Entre risas le sigue el juego, muy interesado en ese tipo de doctrina.

—Oh, cómo puedo distribuirme tanta riqueza.—Con ese comentario, a buen entendedor, pocas palabras.—Pero así como los que te gustan, hay los que nunca quieres dar...

—¡Haechan! Llegó el auto—Anunció la voz del canadiense, desde el primer piso.

Jaemin puso cara de cachorrito abandonado, haciéndolo reír.

—Los de despedida... Como sabrás.

Este último beso fue tan sencillo como triste. Con una delicadeza tan dulce, extendiendo el tiempo lo más que podía.

Una brecha para que Jaemin tuviera chance de recordar cómo se sentían sus labios, y cómo le hacían sentir. Para verlo levantarse con una risita y agitar su mano.

—Nos vemos en la noche. Tenemos un par de compromisos. Come, Nana.—Se despidió con corazones, dejando que el cansancio volviera a invadir al menor.

Pero, el cansancio tenía que esperar. Primero había que comer, eso sí. .

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Tenía abandonado a mi Nahyuck Zone. Así no se puede~

NaHyuck's Zone/ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora