NaHyuck's Zone/ One Shots

•Dangerous•

En las fiestas nunca hay trampolines, pero si es así, ¿Cómo pueden explicar las miradas que saltan de un punto a otro? Haechan se mantiene con las manos en los bolsillos de su jean, siendo un participante inactivo en la conversación con Jeno y Mark. El canadiense habla una hilera de cosas para las que los oídos del moreno deciden no prestar atención, solo mantenerlo asintiendo sin razón lógica.

Sus ojos están sobre Mark hablando, pero se desvían una y otra vez a Jaemin, que desde que arribó a la fiesta de curso, ha sido arrastrado por RenJun, de círculo en círculo para socializar de banalidades que no eran tan interesantes o divertidas como lo era extrañamente ese contacto visual continúo, con su amigo de clase, a un extremo de la sala. Sonríen ladinos, se ríen discretamente, con sus ojos expresan sus perspectivas sobre cada plática individual. Jaemin alza sus cejas demostrándole que no ha parado de escuchar chorradas sin sentido, de chicos que estaban en su momento más filosófico del día y en cambio, Donghyuck abría sus ojos demás, bajando la mirada y riendo mientras parecía rascarse la nariz, enseñándole que no entendía para nada el tema que lideran sus amigos con tanta pasión.

Pero no paran de verse. No hay coincidencias en sus grupos, no consiguen encontrarse, pero eso parece que les entretiene. Apostar cuánto podría faltar para poder cruzar palabras, cuánta gente estaba de por medio en la sala, si a Haechan la sed lo llevaría a seguir el mismo camino que su compañero y terminar juntos, delante de la gran mesa alargada que ocupaba el pasillo más grande de la casa y estaba repleta de snacks tanto como bebidas.

Todos fingían que el ponche no estaba alterado con licor. Antes de que los padres de Chenle dieran permiso de hacer la celebración allí, estando en una visita familiar a tías lejanas del chino, habían hecho que su hijo prometiera que no sería una locura. Tal vez no sería un desastre, pero un poco de alcohol en la sangre no los mataría, siendo bastante maduros para afrontar la responsabilidad de estar mínimamente ebrios.

—Estás mira que mira, ¿Que buscas?—Pregunta Jeno, sosteniendo su vaso con mucho entusiasmo de probar la bebida "prohibida" para jóvenes graduados de preparatoria. Había tomado cosas más fuertes, y esa le hacía cosquillitas en la garganta.

Hae deja su juego un segundo, mirando a su mejor amigo de reojo y riendo. Mark fue por comida, y eso les daba chance de distraerse.—¿Qué? No busco nada, estoy disfrutando la fiesta.

Jeno frunce el ceño y enmarca una ceja, desestimando su respuesta.

—Oh no, no lo haces. Si lo hicieras, te hubieras dado cuenta que ya sirvieron nachos con queso cheedar como te encanta, justo por allá en la cocina.—Señala con la barbilla, despertando el apetito de Hyuck, que gira como un halcón para ver el deleite a metros de él. Ya podía sentir el olor que lo incitaba a ir por una probadita.

Aunque echa un vistazo rápido a dónde estaba Jae parado minutos antes, y ya no está. Mira alrededor y sigue sin verlo, se ha evaporado en el ambiente. ¿Habría ido al baño? Se vuelve sobre si mismo, encontrando la sonrisa del perdido, junto a Jeno.

El castaño de reflejos rubios tenía un par de mechones colgando en su frente, con el cabello peinado hacia atrás, luciendo como un príncipe sacado de Narnia. Su sonrisa se ensancha al saludar a Donghyuck alzando ligeramente un vaso desechable con ponche. Jeno solo ríe sutilmente, fingiendo que no siente la emoción entre ellos para seguir bebiendo.

—¿No bebes?—Pregunta Nana, inclinando su cabeza casi como un cachorrito. Podía visualizar la cola moviéndose detrás de él, juguetón.

—No me he animado aún...—Suelta el pelinegro, sonriendo como si no sintiera la tensión en sus hombros.

—Tiene miedo.—Bromea Jeno, desconcertando a su querido amigo geminiano. Puede ver cómo la curiosidad de Jaemin se sobresale accidentalmente de los límites de la discreción.