Jaemin creció en el mar. Con el viento azotando su cabello, las pequeñas gotas salpicando su piel, en shorts para poder correr con libertad, comiendo pescado y atendiendo a la gente. Cómo hijo de un navegante, era bueno manejando las velas de los barcos, trepando para llegar a ellas y soltando el ancla para detener el paso. Con esta vida, podía estar todo el año zarpando a distintos destinos en hermosos cruceros.
Con sus habilidades y una adolescencia dedicada a estar sobre un barco, aprendió con el tiempo a manejar el vértigo, las náuseas y el miedo al enorme mar y sus adversidades allí abajo.
Su trabajo era sencillo, no tenía que ser más que uno de tantos chicos que daban mantenimiento a las grandes naves marinas. Un marinero, básicamente... Pero en este caso, él era un Grumete. Un aprendiz todavía, con 20 años recientemente cumplidos.
En esa mañana de un sábado, zarparán a Europa, antes de que sea Navidad. Tendrán alrededor de quince paradas en el hermoso continente Europeo y Jaemin, que ya se sabe la ruta y todas las pausas, no puede sentir mayor emoción que no sea la de estar con gran parte de su gente. Sí, hay extranjeros, pero hay una gran cantidad de coreanos que sobrepasan las otras nacionalidades abordo. No pasaría tanto tiempo hablando en inglés, y podría tal vez convivir un poco más cerca de sus raíces. Para las pocas veces que se bajó del barco y experimentó lo que es caminar las calles, ya había olvidado cómo era su casa.
Los pasajeros hacen una larga fila para subir al crucero mientras que su padre descansa antes de ocupar su puesto de capitán, y su madre prepara los camarotes con prisa. Y a él le tocaba estar abajo, engrasando y preparando con un gran equipo, toda la maquinaria. Una tarea que se toman muy enserio ya que se trata de sus propias vidas sostenidas por ese armazón flotante, y si ellos no son capaces de mantenerse a salvo, entonces nadie allí lo estaría.
—Hay cientos de personas afuera.—Expresa Mark, pasándole un pañuelo para que pueda limpiarse las manos. Se sienten los nervios en su voz, era de los que se emocionaba con nuevas temporadas y ellos aperturaban la más importante del año.
—¿Nervioso, Lee?—Se burla un poco el menor, recibiendo un leve empujón.
—No seas idiota.—Ríe, negando.
—Te tocan las calderas.—Le avisa con una sonrisa casi vengativa.
—¡No!—Se queja el canadiense, yendo detrás de Jaemin para reclamar.—¿Por qué yo?
—¿Recuerdas cuándo te fuiste por ahí a conquistar a tu paisana de Canadá, y me dejaste lavando solo los baños de mantenimiento?—Le mira por encima del hombro un segundo, antes de avanzar por los pasillos en busca de las escaleras a
—¡Eso fue hace un mes!
—La venganza es un plato que se sirve frío. Nada mejor que este momento.—Ríe, comenzando a subir las escaleras. Pero se gira un momento para ver esa cara de indignación en su mejor amigo y retratarla en su memoria como un gran acontecimiento.—Baja a las calderas y prepara eso, te queda una hora todavía.
—Maldición, voy a salir negro de allí. No bastará un baño.—Ya empieza a aceptar su destino.—Que te den, Na.—Se despide.
—¡Yo también te quiero, Mark!—Y vuelve a cubierta, siendo saludado por varios marineros en el camino.
El día era soleado y pocas nubes se asomaban sobre el puerto. Afuera todo estaba limpio y arreglado de manera tal que los pasajeros solo tuvieran que disfrutar, una vez entregaran el boleto. Varias personas comenzaban a estar dentro de la flota, pasando a observar el bonito clima, desde la proa. Su trabajo estaba listo pero se ausentaría para cambiarse de ropa y lavarse las manos. No quería estar sucio para la bienvenida.
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NaHyuck's Zone/ One Shots
FanfictionEscritora muy fan del shipp, incapaz de seguir creando OS a diestra y siniestra, sin sentir que llena su borrador de historias que no salen a la luz. ¿Quiere leer NaHyuck? Problema resuelto. #15 Haechan 19/01/23