Weak

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Hyuck está muy concentrado en divertirse esa noche en la fiesta de la facultad. Sus amigos están allí, los chicos que mueren por sus besos están allí esperando, Mark está allí siendo una bomba para él, pero también está Jaemin, su ex.

Aunque la música está alta y ocupa toda su atención junto con el coqueteo de Mark, no puede borrar de su memoria la voz del menor, que por más que esté a una milla de él, invade su mente entre risas. Repiten su nombre unas quinientas veces en la última hora, y le parece irreal que ahora más que nunca, todos lo conozcan y se dediquen a recordarselo a cada minuto. Mira fijamente al canadiense delante de él, que habla sobre su experiencia en Canadá, además de hacer pausas para decirle cómo son de distintas las cosas en Corea. No puede negarlo, Donghyuck está desconectado de la conversación, respondiendo en automático y pide un descanso de ese consumo de energía tan grande que requiere armar una nueva relación con alguien desconocido.

Deseo concedido porque se le acaba la bebida al mayor y decide ir por más, llevándose el vaso medio vacío del moreno, para cambiarlos por otros cócteles. El castaño suspira, mirando a sus alrededores para tratar de encontrar a Renjun y Jeno, queriendo huir de su desilusión. Se pregunta por qué si hay tantos chicos interesantes, le cuesta tanto enfocarse en una cosa: entretenerse.

No se trata de formalizar, ni de buscar algo fijo a lo que dedicarse, se trata de que no consigue volver a ser la alma libre que era hace un año. Maldice por lo bajo al no ubicar a sus amigos entre la multitud.

—No los encontrarás, salieron a ver las estrellas.—Responde una voz bien conocida para él, a sus espaldas.

Jaemin.

Se gira con pesadez, mostrando la amargura que le causa de solo verle la cara.

—¿Las estrellas?

—¿Quieres que te lo explique?—Se burla, enmarcando una ceja.

Haechan lo mira de arriba abajo y rechista, rodando sus ojos ante tal respuesta pero lo entiende todo. También entiende que esa camisa color vino le queda demasiado tentadora y esos pantalones negros y ceñidos, mantienen todo en equilibrio, resaltando su gran condición física. Maldice por segunda vez, abandonado por un polvo y abordado por el pecado. De cualquier forma pretende mantenerse al margen.

—Piérdete.—Y vuelve a darle la espalda, cruzado de brazos. Ahora prefiere someterse a otra eterna conversación con Mark sobre Canadá, que escucharlo.

—Si lo hago, se perderá lo único interesante que has visto en esta fiesta.—Le habla o casi susurra a su oído, con una sonrisa socarrona.

—Serás imbécil.... Qué te hace tan importante aquí.—Se dedica a mirar cómo todos disfrutan mientras él se ve en semejante situación tan incómoda. Cómo salir adelante, si tiene un zorro acechando para molestar su caza del mes.

—Soy el único que te hace gemir.—Como si entrara en razón de lo que dijo, se corrige en un instante.—Quise decir 'reír'.

—Venga, que gracioso.

—No te gusta nada de lo que te ofrecen, pasarás una noche patética si dejas que ése si quiera intenté besarte.—Se cuela en su cabeza como esa vocecita intrusa y molesta que arruina sus planes.—Vamos, Hyuck. Superame con algo a la altura.

Su risita le irrita. Altera todo su organismo.

—Viene a hablarme de superación el que se mete donde no lo llaman.—Busca su móvil en el bolsillo a fin de distraerse, pero unas manos más hábiles se lo quitan.—¡Joder, Jaemin! Madura.

Alza su vista para verlo alejarse con su celular. Y vas tras él, porque no piensa dejárselo, claro está. Lo sigue entre la gente, perdiéndose hasta salir del gimnasio y quedar en medio de los jardines del campus. Mira en todas las direcciones, identificando a lo lejos esa figura roja que se pierde entre la luz nocturna.

NaHyuck's Zone/ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora