NaHyuck's Zone/ One Shots

A seed in the heart

Especial Pt.1:

Jaemin no había podido entender de qué manera aquel chico había logrado notarlo y poder escucharlo.

Era la primera vez que alguien podía hacerlo. Temeroso de que significara algo malo, buscó en todos sus libros de ciencias humanas, pero ninguno mostraba un caso semejante al suyo. Cerró la última enciclopedia que le quedaba en la biblioteca y resignado, se levantó de su silla repasando en su mente aquel momento.

“¿Y quién se enamora de ti?”

¿Quién se enamora de él?... Para empezar, ¿Por qué se enamoraría alguien de él? Al notarse en el reflejo de una ventana, su imagen no le genera ningún llamativo. No supone que deban fijarse en el físico, eso no es lo que aprendió hasta ahora... Ha tenido que aprender de los sentimientos, de los pensamientos, de las ideas que se comparten. Pero jamás ha tenido que compartirlas con otro, ése no es su trabajo porque él ya debería saber todo lo que se necesita para amar.

Pero, ¿Cómo es que sabe algo con tanta certeza si nunca lo ha experimentado? Su sabiduría solo parte de la teoría que le han enseñado los ángeles para poder tomar ése puesto que ahora le compete. Está hecho un lío.

—¿Necesitas ayuda?—La voz de Jeno lo hace espabilar.

El mayor sale entre libros, cargando una pila que debe clasificar y ordenar en las estanterías. Deja la pila sobre la mesa de lectura de Jaemin, tomando una pausa activa en su labor, para comprender por qué su compañero ha pasado tantas horas allí sentado.

—Oh, Jeno...—Resopla, fastidiado el rubio y vuelve a dejarse caer en la silla, echando su cabeza atrás y observando las constelaciones que flotan en el techo como si se tratara de una pintura mágica.—¿Alguna vez has tenido que salir de aquí y convivir con humanos?

—Nunca.

Magnífico. Tremenda ayuda.

—Vaya suerte la tuya.—Suelta en vano el menor.

—¿Es muy difícil ser Cupido, es lo que intentas decirme?—Pregunta el pelinegro, sentándose con él en tanto termina de clasificar los libros con solo ver las tapas.

—¿Por qué sé cómo emparejar personas cuando nunca he vivido tal cosa?—La pregunta parece ser con él mismo, pero Jeno se atreve a mirarlo de reojo como si no pudiera evitar responderle.

—Nosotros lo entendemos bien porque hemos sido creados para eso, para mostrar los caminos correctos. No tenemos que atravesar esos procesos porque no debemos sanar nada. En cambio, sin nosotros habría caos.—Explica.

—Es decir, somos perfectos...—Ha empezado a perderle el sentido a cosas con las que creía estar familiarizado.

—No es perfección, es equilibrio y pureza. No estamos corruptos por el pecado, ni creemos que la fortaleza se halla en lo material.—Corrige sintiendo que la conversación tomará un rumbo filosófico.

—¿Entonces ellos son obligados a pasar por procesos de sanación que nosotros no, por ser humanos?—Vaya mierda, se ha dado cuenta que no conocía bien el trasfondo de las lecciones que ha tomado toda su vida.

—Así fue como empezó... Con Adán y Eva.

Su vista se pierde entre las estrellas por unos segundos, en el azul rey del cielo que recrea tal espectáculo y en las nubes que envuelven las pequeñas luces plateadas. Entonces regresa, bajando su mirada en dirección a Jeno.