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ᴘᴏᴠ: ɴᴀᴏᴛᴏ (ɴᴀʀʀᴀᴅᴏʀᴀ)

Tantos momentos para narrarlos todos, tantos recuerdos, unos que el rubio desea olvidar, otros que desea conservar hasta el fin de su vida, su aparente larga vida, salud buena, un actual novio que le apoya y le cuida... Sin embargo, tanto Akaza como Kyojuro sufrían por dentro, cosa que ambos no comprendían ...

[¿Por qué sufro de esta manera? Deseo que Senjuro no sufra lo mismo ... Creo que empiezo a comprender el dolor de mi padre.]

Pensó el rubio mientras se encontraba a solas en su habitación, ya había sido obligado a desayunar, se metía demasiado en sus pensamientos, el dolor interno, sentir una culpa que no es suya, sus deseos de poder llorar libremente, sus ganas de estar en brazos de su primer amor... Akaza, un demonio que logró conquistarlo, demostrándole que no le buscaba sólo por sexo, demostró en más de una vez que no buscaba eso como deseo principal, le dió amor, protección, en un par de meses le mostró más de dos etapas que conocía del amor... Momento ... Amor, ese sentimiento que muchos aún buscan.

Se acomodó en su cama, teniendo una pose parecida a la de su padre al beber, sólo que Kyojuro sólo pensaba, se metía en sus pensamientos más profundos, parecía como si se sumergiera en un océano, uno que le jalaba hasta llegar a lo más profundo; sus penas, sus problemas, toda cosa negativa que se encuentre en ese corazón, podrán ser pocas, sin embargo, ese poco contenido de cosas negativas, le dolía más que un golpe.

El sentirse inútil, débil... Le molestaba, no quería sentirse así, él es el que da alegría y ayuda a resolver problemas, desearía no tener que lidiar con tanto, cargaba con un peso que no debería llevar, era como si le ayudara a las personas con un costal de problemas que no le pertenece, no podía con tantos costales en un sólo camino.
Sobre todo, se hundía más al saber y reconocer sus errores, por lo que pasó todo.

[ Si hubiera notado desde un inicio las indirectas de sanemi... ]

Se culpó nuevamente, el peliblanco desde hace años trató de conquistarlo, se metió en sus zapatos por un momento, el ser una persona que podría subrayarse como “negativa” tratando de enamorar a alguien, hasta eso, sin tener idea de cómo hacerlo a la “perfección” durando años, para llegar y enterarse por las malas que tu amado fue conquistado en un dos por tres, sobre todo, odiar a los demonios y saber que tu amado ama a un demonio, el tan sólo pensar cómo se sintió Sanemi, le dejó un nudo en la garganta para luego que inconcientemente, unas gotas cristalinas viajen desde sus ojos hasta llegar a las mejillas, pareciendo niños bajando por una resbaladilla.

Ese océano que lo jaló aún más, lo llevó a recuerdos dolorosos, como el pensar que Akaza ama a otro, teniendo esa información... Una que no es cierta, una que no se dejaría cambiar debido a su terquedad...
Sanemi había dado todo de sí mismo hace años, debía de compensarlo amándolo, después de todo, ese sentimiento llamado “amor” le golpeaba gentilmente como un pétalo de flor chocando con tu mejilla, ahora, provocado por un pilar, un humano que lo podía consentir de noche y de día, un chico que le podría besar bajo la intensa luz caliente del sol, hasta debajo de la blanca y fría luz de la luna, no era un humano común, es un chico de apellido Shinazugawa que había sufrido demasiado, cargando con culpas que no le aceptan debido a que no le corresponde cargar con ellas...

El rubio sin saberlo, dentro de una habitación de otro hogar algo apartado de el suyo, se encontraba aquel demonio que anhelaba abrazar, llorando, lamentandose y culpandose de todo, porque según sus pensamientos, él es el culpable de todo lo sucedido, estando cegado sin saber que la culpa era realmente de su actual esposo, ese demonio que sólo lo utilizaba por “fama”, por quedar bien frente a las chicas demonios que en vez de fortalecerse sólo buscaban un demonio con las características de Akaza; fuerte, sexy y rudo, sin embargo, no veían por los sentimientos, para ellas sólo era lo que veían por fuera, nada más eso...
Para ellas los sentimientos son secundarios, siendo chicas demonio que sólo se interesan en lo primero que ven, los sentimientos no existen para ellas, por eso mismo podría decirse que Douma es una chica demonio de ese estilo.

Kyojuro al contrario, veía por sentimientos primeramente, Akaza logró sacarle de sus casillas de buena manera, mostrándole un lado que a nadie mostraba, sin embargo, ahora mismo se encontraba al lado de su futuro esposo, Sanemi Shinazugawa, no podía no sentirse mal por él, es decir... Llevó años tratando de declararsele y no lo había notado, con Akaza sólo llevaba meses.

Mientras pensaba, Kyojuro volvió a acomodarse cambiando de posición, esta vez viendo el techo, ese techo que probablemente ya no vería puesto que después de su matrimonio pensaba dormir en la habitación de Sanemi para que ambos duerman juntos como debe de ser, inconcientemente, veía a Akaza en el peliblanco, a veces son tan parecidos ... Que incluso, temía equivocarse al momento de llamarle, decirle " Akaza " a Sanemi por accidente, sería algo vergonzoso y mostraría que en su mente, aún descansa un amor que pudo haber sido correspondido a la perfección, sin embargo, por una estúpida equivocación esto no es posible.

Ambos cometieron errores, Akaza y Kyojuro eran diferentes, uno era humano, cazador de demonios, pilar, el otro era un demonio, luna superior...

Aunque, Kyojuro no podía negar que quería todo de Akaza, su amor, su drama, su mal romance...
Extrañaba ser amado por ese demonio, algo que no puede ser real, era como un “ tú y yo somos diferentes” debido a diferencias que a tercer ojo serían estúpidas, dentro de ese mundo cruel es algo imperdonable, un pilar con una luna superior, no podría ser.

Kyojuro frunció el seño mientras recordaba eso... Las veces que se dejó amar estúpidamente por ese demonio, dejarse abrazar, dejar que le concienta para al final enterarse por medio de un mal encuentro que su “amor” ya se encontraba casado y no con él, con un demonio, por alguna razón sintió una ira fuerte al ver ese anillo en su dedo, un impulso que lo llevó a unas palabras que determinaron bastante en ese mal romance...

“Me casaré con Sanemi”

Habló en impulso, con una voz que se podría describir como si quisiera gritar fuertemente, tenía una prueba, no podría soportar otra...

Lamentablemente, ese día lo comprobaría por las malas, se levantó de esa cómoda cama, se arregló bien, se despidió de Sanemi y procedió a salir de esa casa con un permiso, claro, ya todo se encontraba arreglado... Mientras caminaba se llenaba de hermosas mentiras que le daban mariposas, deseaba encontrar a Akaza para que lo abrace y ponga sus manos en él, que nunca lo suelte...

Sin embargo, al demonio que vió oculto del sol en un bosque bastante oscuro, era un desconocido que le dió hermosas mentiras, que le llenó de brillo en los ojos, alguna vez hizo eso... La escena que observó, cambió su forma de verle.

Douma besando a Akaza con una flor en mano, unos segundos bastaron, lo suficiente, en ese momento ocultó sus ganas de gritar, apretó su puño derecho con fuerza y se dió vuelta para largarse de ahí, encontró lo que buscaba, mas no como quería encontrarlo.

“ Ya viste Kyojuro, esto no es color rosa... Débil, débil ¡Débil! ”

Se maldijo a sí mismo por haber tenido algo de esperanza, cosa que ya perdió en Akaza... Sin embargo, tiene esa mala suerte de marcharse justo antes de que pase el final de la historia.

Akaza apartó de forma salvaje a Douma, empujándolo, repitiendole todo lo que sentía de él.

“ Douma... Quinta vez que repito... ¡NO ERES NADA PARA MÍ! ”

Soltó las últimas palabras en un grito lleno de enojo, Douma hacía enojar al pelirosa de una manera increíble, como si buscara que le insulte en cuatro idiomas o más, ahora mismo Akaza se alejó de su “esposo” con un completo mal sabor de boca, lleno de furia que descargó en un pobre árbol que por suerte resistió ante el impacto tan fuerte y repentino...

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Me puse a escuchar música porque me empecé a quedar sin ideas, metí referencias de las canciones que escuché KAJDKAJD

[Corre en pandillero]

➵ Te protegeréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora