Alexandra corrió hacia el baño esperando lo peor. Pensó que encontraría a Sharon llorando en un rincón, con el vestido mojado y el maquillaje arruinado. Tal vez verla destruyendo puertas y vidrios, con el vestido roto y sus manos lastimadas. Incluso se la imaginó tirada en el suelo, viendo al techo como hipnotizada, mientras las demás mujeres la rodeaban. Pero cuando por fin llegó y entró, no había nadie en el suelo, ni vidrios rotos, ni un llanto desgarrador. Otra chica que estaba allí, pareció ver la preocupación en la cara de Alexandra y al instante comprender lo que pasaba, pues señaló uno de los sanitarios que tenía la puerta cerrada. Así que se acercó, dio un pequeño golpe en la puerta y dijo:
--¿Sha? ¿Estás ahí?
Hubo un gran silencio que inundó el baño. La chica de antes había salido y al parecer no había nadie más allí. Finalmente, Alexandra escuchó que quitaban el cierre de la puerta, así que decidió entrar.
--¿Querías verme haciendo pipí?-- preguntó Sharon.
Para sorpresa de Alexandra, su amiga sólo estaba sentada en el inodoro, con el vestido recogido para que no se mojara o ensuciara, aunque tenía los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás.
--¿Sha? ¿Qué pasó?
Como si hablara acerca de sus últimas vacaciones, y aún sin abrir los ojos, Sharon comenzó a contarle a su amiga la conversación que tuvo con Emanuel. Al terminar, finalmente miró a Alexandra.
--No sé qué decir. Es que...
--No tienes que decir nada-- la interrumpió Sharon. --Así pasó. Eso es todo.
Alexandra estaba molesta con Emanuel, pero le preocupaba más el estado en que se encontraba su amiga. Era como si algo se hubiera apagado en ella.
--¿Recuerdas lo que dijimos en tu cumpleaños?-- dijo Sharon.
--Hablamos muchas cosas.
--Sobre nosotras. Que en nuestra graduación decidiríamos si seguíamos como pareja.
--Lo recuerdo-- respondió Alexandra, temiendo malas noticias.
--Yo te quiero mucho, eres mi mejor amiga. Pero me gustaría que sólo seamos eso.
Alexandra se recogió el vestido y se agachó lo más que pudo para poder tener el rostro de Sharon frente al suyo. Luego la besó. Fue algo corto, pero muy intenso.
--Está bien-- dijo Alexandra. --Seremos mejores amigas.
Entonces Sharon la abrazó y se quedaron así por unos minutos.
Se hubieran quedado así toda la noche, pero escucharon a alguien entrar al baño.
--¿Sharon? ¿Alexandra? ¿Están aquí?-- se escuchó decir a una chica.
Ambas amigas salieron de la batería en que se encontraban mientras se acomodaban el vestido, y se encontraron con la presidenta de su clase, a quien reconocieron porque se había quitado la máscara.
--Sharon. Alexandra. No vengo a preguntar nada ni a averiguar lo que ocurrió-- comenzó a decir la chica. --A decir verdad, luego de lo que ocurrió hace varios minutos, hubo mucha conmoción porque todos querían saber lo que había pasado. Un par de estudiantes se acercaron a mí y me contaron que habían escuchado la conversación de ambos. Así que fui a hablar con Emanuel, quien estaba en la cocina donde le habían ofrecido hielo para que se colocara en la mejilla. Le pregunté su versión de la historia, y coincidía con lo que me dijeron. En mi opinión, ese chico tiene un problema serio. Pero me estoy desviando. Con esa información, fui a hablar con uno de los profesores que están encargados del orden y él discutió la situación con otros compañeros. Al final, se tomó la decisión de llamar a los padres de Emanuel y pedirle que se lo llevaran. Así que sólo venía a decirte esto y avisarte que él ya no está aquí.
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Sueños, fantasías y otros secretos
Teen FictionSharon es una joven común, con un trabajo común, con un estilo de vida común. Pero detrás de toda mujer hay un mundo lleno de secretos y fantasías.