Anthony se movió y se acostó al lado de Sharon, aún intentaba recuperar el aliento cuando ella se volteó para verlo directamente.
--Necesito hacer esto otra vez-- le dijo ella mientras le acariciaba el pecho.
--Dame unos minutos para recobrar mis fuerzas. Y un vaso de agua para recuperar líquidos.
--No, me refiero a que quiero hacer esto siempre.
--¿Qué yo te amarre y todo eso?-- preguntó Anthony.
--No. O sea, sí. Me gustaría que hagamos lo mismo alguna otra vez, pero me refiero a que quiero tener sexo contigo cada vez que pueda.
--Ya entiendo-- Él se volteó para mirarla, se estiró y la besó en la frente. --Yo también quiero compartirlo todo contigo.
--Eso no es lo mismo que lo que te dije.
--Lo es para mí. Me encantó lo que hicimos, y quiero seguirlo haciendo. Pero también hablar de nuestras fantasías y secretos. O sea, compartirlo todo.
--¿Eso significa que me dejarás amarrarte y hacerte lo mismo?
--¿A qué te refieres?
Sharon lo miró y sonrió.
Sobra decir que esa noche la pasaron dando rienda suelta a sus fantasías más secretas, y en ningún momento hubo queja por parte del otro. Era como si ambos quisieran hacer lo mismo y por eso no encontraban límites. Se podría describir todo lo que hicieron, pero la pareja también necesita algo de privacidad.
A la mañana siguiente, ambos se despertaron casi al mediodía. Anthony fue el primero en abrir los ojos y notó que Sharon estaba acurrucada en sus brazos. Al verla así, nadie pensaría que ella fue quien sugirió muchas cosas de lo que hicieron durante la noche. Él sintió un fuerte impulso de acariciar su rostro, y mientras lo hacía, ella se despertó.
--Buenos días dormilona-- dijo Anthony.
--¿Qué? ¿Dónde...-- Sharon estaba un poco confundida, por eso, con los ojos aún entre-cerrados, volvió a ver a todos lados para recordar dónde estaba-- Es cierto, estoy aquí. Buenos días.
Se levantaron y se fueron a bañar juntos. Esta vez, no eran una pareja que se dejaba llevar por sus bajos instintos y sus más profundos deseos. Ahora jugaban con el agua, se enjabonaban mutuamente, y sobre todo, se divertían.
Al salir, Sharon recordó que no traía ropa extra, así que él le prestó otra camisa, la cual ella se puso encima de su cuerpo desnudo.
--Yo ya estoy lista. ¿Por qué duras tanto?
Entonces Anthony se puso una camiseta y un boxer, y se fueron a la cocina. Él comenzó a preparar desayuno para ambos mientras Sharon lo observaba. Por alguna razón, cada vez se sentía más atraída por su novio, le pareció sexy incluso verlo abrir el refrigerador y sacar una caja de jugo de naranja.
--¿Qué me miras?-- le preguntó él cuando se dio cuenta que Sharon lo estaba viendo.
--Sólo admiraba tu lindo trasero-- respondió ella de forma coqueta.
--Eso es acoso.
Él le puso un plato con tostadas, un jugo de naranja al lado, y un frasco de jalea de mora y una barra de mantequilla.
--No es mucho, pero es trabajo honesto-- bromeó Tony.
--Gracias, es perfecto-- contestó Sharon.
Comenzaron a comer mientras se miraban fijamente. Era como si de pronto no supieran qué decir después de lo ocurrido la noche anterior. Y no por el sexo y todo lo que hicieron en la habitación, sino por las revelaciones de ambos.
--¿Por qué nunca me buscaste?-- por fin preguntó ella.
--Era muy difícil. En el negocio de nosotros no manejamos nombres de estudiantes. De igual manera no habría logrado nada con saber cómo te llamabas. Por otro lado, si te buscaba por mi cuenta, no hubiera sabido dónde comenzar a preguntar, ya que además no había más clases como para ir a tu colegio y esperar a ver una chica que se pareciera a la que conocí esa noche.
--Tienes razón, sería muy complicado. Supongo que yo te hubiera encontrado en caso de haber sabido que no eras un estudiante, sino que trabajabas con la empresa que organizó el baile de graduación. Por eso, Alexandra intentó averiguar si alguien de nuestro nivel conocía a un chico con tus características, pero era difícil porque resultaba extraño preguntar directamente, y de todos modos yo no tenía mucha información útil.
--Además, a eso hay que añadirle que, en el momento en que nos conocimos, sentí temor de que supieras que yo no era un estudiante y que incluso era mayor que tú. Por eso no te dije mi nombre, a pesar de que estuviste a punto de preguntarme antes de separarnos.
--¿Te diste cuenta?-- preguntó Sharon.
--Sí, mientras íbamos de regreso hacia el salón principal, se me ocurrió que en ese momento sentirías la necesidad de saber quien era yo. Por eso tuve que apresurarme y salir, ya que noté que estuviste a punto de preguntar.
--Pero aún me queda una duda.
--¿Cuál es?
--Cuando comenzaste a llegar a mi trabajo, ¿lo hiciste porque un día me viste y lograste reconocerme?
--No, antes tenías el pelo negro, ¿no es cierto?
--Así es, lo teñí varios meses después, cuando entendí que quizá no te volvería a ver.
--Yo tampoco supe mucho de ti-- dijo Anthony --Ese día llevabas vestido de gala. Ahora tu pelo es naranja y nunca te he visto con un vestido similar.
--Pero luego de conocerme, ¿en algún momento sospechaste o te diste cuenta que yo era esa chica?
--Para nada. Nos conocimos en un lugar con poca luz y mucho ruido. Incluso terminé olvidando cómo sonaba tu voz. Durante varios meses también pensé que te podría encontrar, pero me rendí luego de un tiempo. Así que cuando nos conocimos, jamás sospeché que fueras esa misma chica.
--Quizá por eso ninguno logró reconocer al otro. Ya habíamos abandonado esa idea y en nuestra mente resultaba imposible que nos encontráramos de nuevo.
--Tienes razón-- concluyó Anthony. --Fue difícil aceptar que no había manera de encontrarte. Además, conforme pasó el tiempo, comencé a darme cuenta que había cometido un error y empecé a sentir culpa por lo que había hecho. Pero poco a poco también fui dejando atrás ese sentimiento.
--Pero al final todo salió bien-- añadió Sharon. --Ahora estamos juntos, así que no importa nada más.
--Tienes razón. La alternativa hubiera sido usar aquella máscara todo el tiempo y esperar lo mejor. Pero no me combinaba con toda mi ropa, así que por eso no lo hice.
Ambos comenzaron a reír y terminaron su desayuno.
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Sueños, fantasías y otros secretos
Ficção AdolescenteSharon es una joven común, con un trabajo común, con un estilo de vida común. Pero detrás de toda mujer hay un mundo lleno de secretos y fantasías.