Capítulo 13. Imitaciones

498 65 21
                                    

—Oliver, cómprame este bolso...

Cientos de colores y formas se formaban frente a sus ojos, algunas que parecían sacados de las simulaciones que hacían los científicos sobre las galaxias y efectos cósmicos; los sonidos se escuchaban diferentes y agradables, en general todo era más placentero.

Ese era el efecto del LSD.

—Cariño... vamos, préstame tu tarjeta...

Y aún bajo el efecto de esa droga, le resultaba terriblemente molesta la voz de su novia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y aún bajo el efecto de esa droga, le resultaba terriblemente molesta la voz de su novia.

A pesar de que estaba demasiado drogado, y bajo los efectos de una sustancia, podía distinguir a Erika; lucia como una masa distorsionada y amorfa, cuyos rasgos que más resaltaban eran sus labios exageradamente gigantes y sus enormes dientes distorsionados desde su perspectiva, producto del ácido.

Aun así, Oliver recordaba su apariencia en su mente, y tampoco era muy hermosa; cuando the_Greek_Lady dejo de contestarle hacia más de un año, no ceso de mandarle mensajes e intentar volver a comunicarse... pero ella se había ido.

Después de eso, el rubio se planteó si estaba llevando bien su vida.

Todo era trabajo, fiestas, sexo y drogas.

Tal vez lo que necesitaba era sentar cabeza.

Pero ya estaba cansado de las mismas mujeres: hermosas, delgadas, con curvas y sumamente sensuales.

Después de todo, su amiga virtual le había contado que tenía sobrepeso... tal vez lo que él necesitaba era expandir sus horizontes. Tal vez debía conseguir a una mujer que no fuera físicamente muy linda... seguramente sería buena persona.

¿No era así? Si no eres atractivo, eres buena persona.

Pues eso fue lo que él pensó y por eso le propuso a la manager de una de las modelos con las que se había acostado anteriormente salir con él.

De eso hacía unos seis meses.

Y cuanto se había equivocado con ella.

Erika era una completa interesada, igual o peor que las otras mujeres con las que había estado; la diferencia es que Oliver le intento dar más oportunidades.

Sin embargo, eso solo sirvió para que ella consiguiera más cosas de él; un departamento, un auto, joyas, ropa, zapatos... cada vez que se veían quería algo más.

Y bueno... no seria tan malo sino fuera porque cuando estaba con él no se preocupaba lo más mínimo en escucharlo. Todo era ella, lo celosas que estaban sus amigas por estar con él y lo próximo que quería comprar.

Sino fuera por el LSD, Oliver no sería capaz de tolerarla.

—Amor... ¿Dónde la dejaste? - decía la figura borrosa de la que debía ser su novia —¿o la traes contigo? - pregunto acercándose a él y buscando la cartera en los bolsillos de sus pantalones.

Ya no me duelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora