Capítulo 25. Quien realmente soy

472 70 12
                                    

El camino de regreso a casa no fue tan placido como lo imagino; siempre pensó que volvería para ver a su familia quizá en vacaciones, pero jamás pensó que sería porque habría fracasado en Alemania... huyendo de algo que tanto la lastimaba.

 huyendo de algo que tanto la lastimaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Que gracioso... una de las razones por las que me mude a Berlín fue para alejarme de alguien... y ahora repito lo mismo. Sin lugar a dudas soy una idiota", pensó mientras salía del avión.

"Mikael, ¿Qué habrá sido de él? Hace tanto que no pensaba en su ex... ¿se habría casado?", desafortunadamente aquella idea la molesto.

Y la asusto.

Pensó que tal vez después de Oliver ya habría superado aquel otro asunto... pero todo indicaba que aquel famoso dicho de "un clavo saca otro clavo" no era cierto.

Al menos no la había buscado en todo ese tiempo.

Sería más fácil seguir con sus planes de vivir una vida tranquila y sin complicaciones.

"¿Qué esperabas? Ya son dos hombres los que te hacen lo mismo: no eres lo suficientemente importante para que alguien se quede contigo... lo mejor es renunciar a todo eso", se dijo a si misma mientras arrastraba de forma floja su maleta.

Desde niña había sido una romántica empedernida; amaba los libros, películas, incluso música sobre el amor. Siempre pensó que algún día encontraría a alguien que la amara como era, y con quien viviría toda su vida feliz... pero todo le decía que eso era solo una ilusión.

O al menos ella no lo merecía.

—¡Ariadna! - escucho que la llamaban a los lejos.

Levanto el rostro y se encontró con sus padres y hermana esperándola.

—Mamá... papá... Isabel...

Pese a que no lo esperaba, aquel recibimiento la conmovió hasta el punto de las lágrimas:

—Hija, te extrañamos mucho- declaro su madre, siendo la primera en recibirla con un fuerte abrazo.

—Pero te vamos a tener que regañar- dijo su padre después —, no nos llamaste tanto como prometiste.

—Lo lamento- respondió ella siendo estrechada por los brazos de su progenitor.

—Esta bien, solo bromeo. Sabemos que estuviste muy ocupada.

—Pero ya estas aquí- continuo su madre con una lagrima bajando por su mejilla.

—Mamá...

—Pensé que la Universidad seria la ultima vez que nos separaríamos.

—No me volveré a ir... ya estoy en casa- afirmo la castaña y sus padres asintieron emocionados.

La joven sintió como alguien tocaba su maleta, y se encontró con su hermana menor inspeccionándola.

Ya no me duelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora