El sonido del bisturí retumbaba en los oídos de Xiao, forcejeaba cual perro encadenado, apoyándose contra la pared, buscando una forma de retroceder y que la piel de sus brazos no se encontrara con la fina hoja plateada de la navaja. Sus ojos se pasearon con frenesí por el reducido espacio, buscando en su desesperación algún hueco, así sea mínimo que le facilitara un escape, por momentos observó el florero con lirios blancos en su pupitre* y al grupo de adolescentes que lo rodeaban, riendo con fuerza al notar las lágrimas nublarle la mirada, ámbar, profunda, apesumbrada.
— ¿Qué pasa, pequeño Xiao? — murmuró el chico que sujetaba el arma blanca entre sus dedos y acariciaba suavemente la piel de sus brazos, provocándole a Xiao dejar escapar un pequeño quejido. - ¡Va a llorar!
Dos, tres, cuatro, cinco cortes imprecisos en medio de su forcejeo, que se extendían por su antebrazo y le causaban un profundo dolor. Se sintió mareado, con pequeñas arcadas y un corazón que brincaba a punto de salirse de su pecho al ver la sangre gotear de sus dedos y ensuciar el piso de madera.
— ¡Va a llorar! ¡Va a llorar! ¡Va a llorar! — repitieron los jóvenes alrededor, cerrando aún más el círculo que rodeaba al pelinegro, que forcejeaba aún más, intimidado y desesperado, al sentir el bisturí otra vez penetrarle la piel y escuchar todas esas voces reír al mismo tiempo, sacando fuerza de quién sabe dónde y consiguiendo soltarse con un codazo que impactó en la mejilla de uno de los muchachos, llevándolo a soltar un jadeo.
El chico que sujetaba su otro brazo se apresuró a aflojar el agarre, debido al golpe que había recibido su amigo y dándole a Xiao la oportunidad de escabullirse debajo de sus brazos y correr, tomando su bolso con presuro y huyendo fuera del aula. Su cuerpo entero experimentaba un dolor punzante, que ignoró al notar tras de él los pasos persecutorios de sus compañeros de clase, acelerando el paso. Estaba asustado, frustrado, enojado, humillado. Su corazón brincaba y su cabeza palpitaba, haciéndole eco en los oídos, más por las fuertes emociones que experimentaba que por la velocidad de su carrera. Las lágrimas corrían por sus mejillas con desesperación. Si conseguían atraparlo aunque fuera por un segundo, quién sabe qué más cosas le harían.
Desde la percepción del joven, no podía comprender el motivo de tan arraigado descontento por parte de sus compañeros. Quizá su semblante, sus respuestas desinteresadas o su sombrío y solitario aspecto, pero, ¿acaso era común y corriente llegar tan lejos?
Para cuando consiguió salir del establecimiento educativo y dejar al resto de jóvenes atrás, estuvo lo suficientemente lejos como para detenerse y recuperar el aliento, dejó escapar un grito al cielo estrellado, siendo la luna la única testigo de su desespero y miró sus brazos, que aún sangraban, llenos de cortes. Inspiró el aire de las calles y caminó en dirección a su casa, normalizando su respiración y colocando la palma de su mano en su pecho, sintiendo el intenso golpeteo de su corazón. Su frente estaba bañada en un sudor frío, la adrenalina aún seguía presente, dificultando su respiración.
Para su sorpresa—y desgracia— los únicos dos miembros de su familia estaban en el comedor y la cocina, lo cual era raro, dado que la mayor parte del tiempo ambos estaban tan inmersos en sus propias actividades que rara vez se les veía en casa y más aún en la sala de estar. Su hermana menor hundida en la televisión y su padre leyendo un libro en el comedor, con una taza de té humeante en frente suyo. Sus miradas se desviaron de sus actividades al escuchar el sonido de la puerta y más fue su inquietud al percatarse de su precaria situación, toda una catástrofe de brazos ensangrentados, rostro golpeado y ojos rojos e hinchados de tanto llanto.
— Xiao, ¿qué demonios...? — chilló su hermana, apurándose a correr hacia donde se encontraba, mirándolo de cerca y llevándose una mano a la boca, alertando de la misma forma al padre, que se acercó con clara preocupación, con sumo cuidado y prudencia tomó entre sus manos el brazo por el que aún corría sangre, Xiao lo apartó por inercia, al sentir los dedos acariciar el alrededor de sus heridas, mirando por un instante los ojos ámbar de su progenitor, suspirando, intentando relajarse.
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Un Respiro De Mar [XiaoVen; AU]
FanfictionLa situación escolar de Xiao no es la mejor, por no decir que es miserable, sus compañeros lo odian y está solo, sin una mano amiga que recurra en socorro suyo. Sólo tiene a su pequeña familia, que tienen la maravillosa idea de enviarlo a pasar el v...