La situación escolar de Xiao no es la mejor, por no decir que es miserable, sus compañeros lo odian y está solo, sin una mano amiga que recurra en socorro suyo. Sólo tiene a su pequeña familia, que tienen la maravillosa idea de enviarlo a pasar el v...
De los labios de Venti se escapó un suspiro. No quería continuar ese relato, sabía qué seguía y si que era pertinente callarse en ese momento, pues Xiao estaba quieto, completamente estático al lado suyo, su pecho desnudo y la sábana cubriendo su cadera y piernas.
Miles de ramificaciones reminiscientes comenzaron a unirse entre sí, a desglosar memoria por memoria aquel tiempo ya olvidado y volaron apareciendo como película imágenes consecutivas que sobrecargaron al joven, Xiao comenzó a inspirar aire por la boca, una vez tras otra, una vez tras otra, pasando de una simple inspiración a una respiración acelerada, una hiperventilacion tal que tuvo que ponerse la mano en el lado derecho de su pecho, como si sujetara su corazón que amenazaba con salirse en cualquier instante, pues una respiración tan imprecisa también comenzaba a generarle taquicardia. Venti lo observó desde su lado, como su espalda se arqueaba y el joven se doblegaba en su lugar.
- Xiao. - llamó, pero el otro sólo lo oía como una voz lejana.
Este mencionado respiró ruidosamente, decayendo al pánico con un grito. El agua salada salía de su cara y sus lagrimales, bañandolo en un inminente ataque de pánico.
- ¡Xiao! - volvió a llamar Venti con desespero, tratando de que volviera en sí.
No sabía qué hacer, tal y como cuando eran niños, tal y como cuando se fue la primera vez e igual que el día del accidente en el que Xiao perdió a su madre. Era como si se siguieran alejando, cuales estrellas distanciadas por millones de kilómetros. En medio de la desesperación-y quizás el miedo a que se le desmayara en frente- lo tomó firmemente por los hombros, trató de mirarlo, orbitar sus ojos en la realidad, fuera de los amargos recuerdos.
- Xiao, por favor. - volvió a llamarlo, su voz se hacía suplicante.
Por un pequeño instante, los intensos y perdidos ojos dorados se cruzaron con los verdes. Xiao se cubrió la boca con la mano y corrió al baño, prestando poca atención a su estado de casi completa desnudez y vomitó nuevamente. Ya estaba algo deshidratado y mareado, Venti podía verlo, incluso sólo mirándolo de lejos, pues su piel blanca comenzaba a verse prácticamente amarilla debido al estado de palidez en su piel. El chico no sabía qué hacer ahora, cómo tratar el ataque de pánico o la inminente deshidratacion, por lo que permaneció de pie en su lugar, vistiéndose pasivamente, soltando una ligera risa irónica; era casi fascinante como se podía torcer una situación, todas las cosas que habían pasado en las últimas cuarenta y ocho horas. En cuanto Xiao se lavó los dientes y manos otra vez, salió del baño, incapaz de cruzar una sola mirada más con el chico, Venti lo miró vestirse, sintiendo el corazón brincarle con anhelo de tenerlo cerca un poco más de tiempo y en un poco más de calma.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La despedida fue un poco incómoda, con los dos muchachos mirándose fijamente a la espera de algún acercamiento físico que no sucedió. Venti carraspeo y le acercó un suéter que llevaba en las manos hacia rato, negro y lanudo.
- No te lo he devuelto desde la última vez que nos vimos. - murmuró. - Es cálido para dormir.
El joven lo recibió soltando un soplido en forma de risa ahogada y le dedicó un último vistazo antes de desaparecer por el pórtico con su hermana.
Xiao sólo llevaba un pensamiento en la cabeza: interrogar a su padre sobre los motivos del accidente de su madre, pues sobre una cosa comenzaba a tener sospecha y era que todo había sido planeado.
- Veo que estás mejor, ¿cómo te sientes? - le preguntó a su hermana que estaba atenta en su celular, texteando perezosamente en su lugar, a la espera de que llegará el tren. Quería pensar en otra cosa por el momento.
- Bien, supongo. Creo que me ilusione demasiado, es todo. - contestó, su mirada aun atenta a la pantalla. - Partamos del hecho de que mi marca aún no sale. No sé por qué me hice ideas precipitadas.
Ganyu bajó su celular, dejándolo descansar en su regazo, girandose a mirar a su hermano.
- La tuya es hermosa. - mencionó. - ¿Ese muchacho... era tu soulmate?
El corazón de Xiao pegó un brinco, sintió como si se le hubiera salido del pecho por un instante.
- Si. - respondió, casi en un murmuro.
- Qué conveniente. Vine buscando mi alma gemela y encontramos la tuya.
Y el tren arrivo, Xiao se mordió el labio inferior, reprimiendo el cúmulo emocional que crecía en su interior. Eran sentimientos que no terminaba de comprender y en los que se interponian reminiscencias plagadas de angustia y confusión.
Ambos se levantaron, subieron al tren y se aseguraron de que no faltara nada en sus bolsos. Ganyu no tardó en caer dormida sobre el hombro de su hermano y Xiao se dedico a pensar, tenía tiempo suficiente para ordenar un poco sus ideas y comprender cómo confrontaría a su padre en breve.