La noche es sumamente tierna con los corazones rotos y los ojos aqua de Venti se alzaban al nublado cielo, esperando que comenzara a llover, para encontrar una buena excusa de moverse de la orilla del mar, pero nunca llovió y las horas se fueron como minutos. Se reprendió mentalmente por no haber traído su libreta y tener que verse a sí mismo presa de sus pensamientos.
Tenía los dedos de los pies arrugados por el largo rato que había pasado allí de pie y sentía el frío acomodarse en su piel, quizá a causa del pantalón mojado que no se había molestado en cambiar.
Para cuando el amanecer surgió en lo lejos del mar y las voces de visitantes en la costa comenzaron a llegar a sus oídos, Venti al fin decidió que era momento de regresar a la soledad de su hogar, donde no estaría nadie esperándolo. Se puso los zapatos casi de manera automática y caminó, alejándose de la costa, con la mirada fija en el piso.
— Venti. — escuchó, levantando lentamente la cabeza y encontrándose con unos familiares ojos miel. Sonrió suavemente con desgana.
— ¿Estabas preocupado por mí? — bromeó, con una voz bastante apagada, que temblaba, al igual que sus hombros.
— Pasaste toda la noche aquí solo. — comentó. — Es temprano, el tren de Xiao todavía no sale, puedes ir a...
— No quiero. — cortó Venti, girando ligeramente el cuello y apretando su pantalón que aún estaba húmedo.
Aether no dijo nada más, se dedicó a observar el incesante temblor del cuerpo del joven y sus ojos que no parecían ni querer mirarlo.
— Está bien, Venti. — dijo suavemente, buscando la mano que tenía libre y sintiendo como el frío chocaba con el calor de su propia piel. — Vamos a casa.
El de cabello oscuro se limitó a asentir en el silencio, dejando que su amigo lo guiara por el largo camino que conducía a su morada. Se aferró al calor de la mano ajena, sintiendo un nudo que le dificultaba hasta respirar formarse en su garganta y su corazón contraerse a causa de la congoja.
Alzó los ojos, viendo el familiar pórtico de la entrada de su casa y buscó entre los bolsillos de su pantalón sus llaves, esperando que no se las hubiera llevado la corriente. El tintineo contra la cerradura le dio la vista de la gran e impecable sala de estar.
— ¿Quieres que me quede? — preguntó Aether, dispuesto a entrar también en la casa.
— Quiero estar solo. — contestó vagamente el otro.
— Venti... — llamó el rubio.
La mano de este último mencionado se oponía a su negativa respuesta, pues apretaba la del rubio como si se aferrara a su vida. Con una dulzura bastante propia de la situación, Aether acercó a Venti hasta obligar a su mejilla encontrarse con su hombro.
— Está bien. — dijo otra vez y Venti se quedó quieto en ese lugar hasta que sintió la mano del joven separarse de su propia mano y posarse en su espalda y su cabello, acariciándolo con tal ternura que el de cabello negro ni siquiera se dio cuenta cuando la primera lágrima rodó por su mejilla, acompañada de otra y otra. Casi clavó las uñas en la camiseta blanca de Aether, escondiéndose en su hombro y sintiendo su calmante olor llenarle las fosas nasales.
— Él va a olvidarse de mí. — susurró, apenas audible. — otra vez.
— Vamos, eso no va a pasar. — intentó consolar el rubio.
Venti se mordió el labio, reprimiendo sus sollozos y gimoteos. No tuvo idea de cuánto tiempo pasó entre los cálidos brazos y caricias de Aether, pero este último tenía una paciencia y
dulzura poco conocida.
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Un Respiro De Mar [XiaoVen; AU]
FanfictionLa situación escolar de Xiao no es la mejor, por no decir que es miserable, sus compañeros lo odian y está solo, sin una mano amiga que recurra en socorro suyo. Sólo tiene a su pequeña familia, que tienen la maravillosa idea de enviarlo a pasar el v...