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La puerta del baño en el dormitorio se cerro casi de un portazo. Xiao se coloco las manos en la boca, en un intento poco fructífero de contener las arcadas que le inclinaban ligeramente la cabeza y le dejaban un sabor acido y fastidioso en la lengua. Corrio, arrodillándose frente al inodoro abierto y vomitando una vez tras otra, sintiéndose cada vez mas patético. Se masajeo las sienes, la cabeza le dolía y sentía su estomago revolverse y su cabeza dar vueltas. Recordó, entonces, las indicaciones de Venti en cuanto a las medicinas y se apresuro a caminar, casi tambaleándose en dirección al lavabo, se echo agua helada en las manos y en el rostro y observo su pálida tez por un instante. Lucia espantoso. Abrió la compuerta y saco una pastilla, tomándosela seca e ignorando el malestar en la garganta. Notó un cepillo de dientes que descansaba en una esquina del lavabo con una pequeña notita de caligrafía terrible y apurada, casi ilegible.

"Lo separe para ti.
  - Venti."

Tomo aire profundamente y salió del cuarto, sintiendo la brisa de la mañana golpearle las mejillas y giro la cabeza, encontrándose con aquel joven, de perfil, trazando líneas en un lienzo, con un cabello enmarañado sujetado por pinzas y que ondeaba delicadamente con los vientos matutinos. No pudo evitar suspirar, como un impulso inconsciente, como el respiro nostálgico de los amantes. Tan concentrado parecía estar el otro en retratar su obra que ni siquiera noto la mirada de Xiao y este ultimo quizá paso minutos enteros solo observando aquello, la concentración y los pequeños vicios que no conocía. Lo inundo por completo el sentimiento familiar, que le aguaba los ojos y le temblaba los labios.

Carraspeo suavemente y salió de la habitación con disimulo, procurando no estropear ese intimo momento que cada artista comparte con su arte. Lo golpeo la realidad, volviendo a su memoria su falta de memoria.

Dejando de lado todo su drama interno, bajo las escaleras, oliendo el fragante aroma de comida recien hecha

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Dejando de lado todo su drama interno, bajo las escaleras, oliendo el fragante aroma de comida recien hecha. Imagino que, con lo quisquillosa que era su hermana se había levantado temprano para preparar el desayuno, como una forma de compensación por la amabilidad desinteresada del anfitrión.

Se posó tras ella, encorvandose un poco para acomodar el mentón sobre su hombro, olisqueando de cerca los huevos revueltos y los panes franceses que se asaban en una sartén. Ganyu giró ligeramente la cabeza, sonriendo con dulzura.

— ¿Cómo te sientes? Anoche no dejabas de hacer escándalo frente a la puerta del dormitorio donde estaba. — comentó, riendo al notar al otro enrojecer.

— Creo que bebí más de la cuenta. — respondió, apartándose para echarse hacia atrás el cabello con vergüenza. — ¿Dije muchas tonterías?

La joven rió sin vergüenza.

— ¿Qué decirte, hermanito? — se burló. — Deberías tomar algo de agua y una sal de frutas, estás casi amarillo. 

— Ya tomé una aspirina.

— Conociéndote, te la tomaste seca. — se burló nuevamente. — En fin, el desayuno está listo, por favor, llama al joven, ¿cómo se llamaba?

— Venti. — contestó Xiao. — Venti...

Un Respiro De Mar [XiaoVen; AU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora