Cap 12

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Suéter de lana, moño, niños y ...pizza.

Tía H:

Si bueno sigo siendo yo, la pretenciosa abogada que va rumbo a ver a su familia, aunque se note que deteste esta parte de convivencia familiar en parte también los extraño, mi falta de contacto hacia ellos en mayor parte es para mantenerlos a salvo de problemas, incluido mi secreto.

Por ello solo los visito una vez al año, a pesar de que tengo el dinero y recursos para visitarlos cada fin de semana, pero mi trabajo tampoco lo permitiría, pero solo una vez al año me concedo obligatoriamente visitarlos.

Y es en una fecha en específico, ya saben lo controladora que puedo llegar a ser, por eso mi único respiro por derecho visitar a mi madre, que a petición de cómo ya saben mi hermana menor vive en Phoenix, Arizona.

Termine de recuperar mi equipaje en la terminal del aeropuerto y tome un taxi, está vez no quería tener que alquilar un lujoso auto, debido a las condiciones actuales que me encontraba, necesitaba despejarme enserio, por ello no quería ni siquiera estar frente al volante, solo ser una expectadora de los imponentes edificios y el frescor de la época del lugar.

El conductor del taxi me ayudó a bajar mi equipaje a pesar que solo fue una mochila, amaba viajar ligero además no era más que tres días que me quedaría aquí, cuidando niños, así que era un alivio no tener que preocuparme por mi aspecto.

En cuanto toque el timbre de la casa, mi alegre hermana se abalanzó sobre mi en un fuerte abrazo.

- Al fin llegas - dijo emocionada acariciando mis brazos descubiertos de arriba abajo - Debes morir de frío, ¿ Porque no te pones un suéter?-

- Tranquila, no tengo frío- esta vez fui yo quien le di una pequeño abrazo- Te extrañe tanto - dije en murmullo.

- Yo igual - dijo ella separandonos- No se porque siempre al teléfono suenas como una maldita perra y aquí eres tan cálida-

- Tengo que mantener las apariencias, recuerdas el trabajo es muy demandante- dije con una sonrisa nerviosa.

Entramos a la casa era decorada con un toque rústica moderna, era un poco lujosa, pero no podía esperar menos de la decoración dado que su marido era unos de los mejores doctores del lugar.

Ni siquiera llegue enteramente al pasillo cuando el sonido de un montón de pasos apresurados y la imagen de 4 cabecillas corriendo hacia mi dirección me hicieron agacharme para abrazar a mis hermosos sobrinos.

- ¡¡Tía H!!- dijeron todos al unísono abrazándome con sus pequeños brazos.

Todo se asemejaban mucho a su madre, que a diferencia de mi, su cabello era un castaño más rubio y sus ojos eran un gris más claro todo en ella era armonioso y adorable al igual que sus pequeños 5 pequeños.

Roger era el mayor de 8 años al igual que como se llamaba su padre haciendo honor a su nombre era una viva imagen de él, con cabello dorado y sus ojos verdes.

Luego le seguía Rave con 6 años su cabello era más oscuro y había heredado los ojos chisposos y grises de su madre, que destilaban una alegría contagiosa.

Después Ronniel con 4 años, era una hermosa combinación de sus padres con el cabello castaño claro y sus ojos verdes grisáceos.

Los más pequeños eran Rolexi con 3 años y el nuevo integrante de la familia Roel con un añito, que venía en brazos del antes mencionado Royer Dixon, que se le miraba gracioso con su vestimenta tan formal y un adorable niño jugueto entre sus brazos.

- Saluda a tu tía H- le canturreo su madre tomándolo de sus brazos, saludé con un cabeceó al Dr. Dixon quien me lo devolvió de la misma manera con una sonrisa agradable.

Lo que oculta tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora