Nunca hagas enojar al Ken de ojos verdes en su propia casa.
Tía H:
Me desperté lentamente y me estire de igual manera en suave colchón en el que había dormido, notando al instante que el lugar contiguo estaba vacío.
Por poco hago un baile de celebración de mi parte, pero sería muy inmaduro de mi parte, pero al parecer, mi atractiva maldición había cumplido su palabra y se había largado antes que tuviera que enfrentar las consecuencias de su presencia en la casa.
Termine mi ritual de estiramiento en la cama y dispuse levantarme a hacerle un divertido desayuno a los niños, debía aprovecharlos cuanto pudiera, antes de que fuera hora de marcharme, me puse mis zapatos acolchados y luego de darme una ducha rápida, baje las escaleras.
Todo el lugar parecía estar en orden o de eso me encargue mientras caminaba rumbo a la cocina, ya que llegado a mi destino, todo en mí se paralizo.
Y lo único que pude pensar en esos momentos, es que por lo menos no me había humillado de tan gravedad al haber hecho una danza de felicidad porque hubiera sido en vano.
Mi jodida maldición estaba de pie en la cocina previamente cocinando algo en la estufa, pero que en cuanto llegue se volteó a darme la bienvenida con una sonrisa arrogante en su rostro y un oscuro delantal cubriendo su camisa del día anterior.
- ¡¿Que cara...?!-
- ¡Tía H!- gritaron de algún lugar de la cocina poniéndome en cuenta de que los niños ya estaban despiertos.
- Y ahí está la dinastía Ruidosos- soltó Derian divertido mirando como un par de cabecillas corrían a abrazarme.
Yo les acaricié sus cabezas a manera de saludo sin apartar mi mirada furiosa con los ojos bien abiertos en el Sage frente a mi.
- ¡¿Qué caramelos estás haciendo todavía aquí?¡- formule adaptando mi lenguaje a un léxico apto para niños.
- En mi defensa- comenzó levantando las manos en señal de inocencia con una espátula en una de ellas - Si me iba a ir en cuanto desperté y tome una ducha, pero en medio del trayecto me encontré a este par de Ruidosos despiertos-
- Y le pedimo que hiciera el desayuno- termino Rolexi mirándome tiernamente.
- No podía negarme ante tus sobrinos, tienen el mismo efecto en mi que su tía- explico el pelirrojo dándome la espalda para ver lo que tenía cocinando en la estufa.
- No te enojes con él ¿si?- pidió Ron mirándome con ojos de súplica.
Los Sage no tienen límites de edad para manipular a las personas.
- Bien pero ve a sentarte - mandé mirando como ambos se iban corriendo hacia la mesa del comedor.
Un Rave y Roger somniolentos me saludaron desde esa ubicación con la mano y les devolvi el saludo fingiendo estar animada mientras me acercaba a Derian lentamente, tomando a Roel de la silla de bebé que Derian había acomodado en la barra de la cocina.
- Creo que yo me encargaré puedes irte- susurré teniendo mi vista fija en los niños en el comedor mientras mecia al bebé en mis brazos.
- Vamos solo déjame desayunar y me marchare- protestó- Estoy haciéndoles unas tortitas integrales de animales-
- Desde cuándo eres tan infantil- bufé sorprendida por su destreza con las formas de los pankes que estaba cocinando.
- Todos tenemos un niño interior ¿Lo recuerdas?-
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Lo que oculta tu piel
Mistério / SuspenseAmbos eran más que iguales, pero un tanto distintos. Ella mejor y a la vez más cruel que él Él era todo lo que detestaba de ella y de lo prometio no entrometerse ya que era parte de su pasado. Pero el jodido destino dio su jugada maestra. Viniendo...