PROLOGO:
- Por favor espera - me grita mientras que yo bajo por las escaleras.
- Adiós Christian - digo caminando mas rapido para irme pero no puedo dar ni dos pasos mas ya que un par de brazos me abrazan de la cintura desde atras
Me voltea y en es...
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¿Qué digo? No hay manera fácil de explicarme. Aparte de que no quiero explicarme.
Me tenso con su mirada esperando una respuesta.
- Esta bien Anastasia. No es necesario que me digas. Puedo entender si no quieres hablar de ello.
« Gracias dios mío. »
Suspiro aliviada a la vez que relajo el cuerpo.
- Gracias por entender. - le digo y le regalo una sonrisa sincera. El encoje los hombros y también sonríe un poco.
- No pasa nada. Puedo entender perfectamente. ¿Te llevo a tu casa?
- De hecho tengo mi auto en tu oficina ¿Me podrías llevar? - le pregunto y el asiente.
- Claro. - afirma.
Vamos en el carro en un silencio bastante cómodo pero derrepente Christian habla.
- ¿Ana te gustaría cenar conmigo hoy? - pregunta.
- No se Christian ¿En dónde?
¿Esta salida la querrá como amigos, socios u otra cosa? Porque yo sinceramente no quiero otra cosa que vaya mas allá de socios.
No lo sé tal vez en un futuro podamos ser amigos, pero ¿Algo más? No lo creo. No me siento preparada.
- En mi departamento.
Lo dudo por unos momentos.
« ¡Ay por favor! ¡Acabas de estar ahí! »dice mi subconsciente mientras me rueda los ojos.
Creo que tiene razón.
Después de todo. Es solo una cena ¿Qué puede pasar?
- Está bien Christian. Acepto.
- Perfecto Anastasia. Gracias por aceptar. Te buscaré como a las 8:00 pm ¿Te parece? - asiento mientras saco un papel de mi bolsa y le anoto mi dirección.
- Aquí tienes. Esa es mi dirección.
El asiente y guarda el papel en su bolsillo derecho del saco.
Al llegar a su oficina estaciona el carro y lo rodea por enfrente. Me abré la puerta y me ofrece la mano para ayudarme a bajar.
- Muchas gracias Christian por todo. Nos vemos en la noche. Adiós. - cruzo el estacionamiento y subo a mi carro.
Arranco, pongo música y mientras manejo la voy tarareando.
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Al llegar al estacionamiento de mi departamento me estaciono en mi espacio.
Subo al ascensor y al llegar a mi planta me sorprendo de ver a mi amiga y vecina Katherine Kavanagh. Mejor conocida como Kate. Dentro de mi casa.
« Maldita la hora en que le di esa llave. »
- ¡Ana! ¿Qué crees?
No se ni que creer. Ella es muy extrovertida y esta totalmente loca.
- ¡No se Kate! ¿Qué creo? - le digo riendome por su entusiasmo y ella sonríe.
- Estoy saliendo con un chico y voy a ir a cenar con sus padres hoy. - me dice y se sonroja.
Santa madre de la papaya.
- Por dios... ¡Se va a caer el cielo! Katherine Kavanagh. La chica que tiene a una conquista nueva cada mes, va a ir a cenar con los padres de uno ¡Dios!
Es que simplemente no lo puedo creer. Kate. Mi amiga. La loca. La extrovertida. La señorita "no me interesa una relación estable". Va a conocer a los padres de un chico. ¡Dios! Esto debe anotarse.
- Si. Ya se que no es habitual en mi pero él es... No se como explicarlo - sonríe - Me encanta.
Sonrío feliz por ella.
Voy a la cocina y abro el refrigerador en busca de algo de tomar.
Agarro jugo de naranja y me sirvo en un vaso.
- ¡Kate! ¿Te gustaría algo de tomar? - le pregunto gritando para que me escuche.
- No, gracias - al escuchar su respuesta guardo el jugo y salgo de la cocina.
La veo sentada en un sillón de la sala por lo que voy y me siento en uno enfrenté de ella mientras tomo de mi jugo.
- Oye Ana...
- Mandé - le digo y le doy un trago a mi vaso.
- Quería preguntarte si me podrías acompañar a la cena. Es que estoy nerviosa... - me dice sonríendo ansiosa, abro los ojos como platos.
- Ahora si se va a acabar el mundo. ¿¡Tú nerviosa!? - le digo burlona y ella asiente.
En eso recuerdo la cena con Christian.
No lo puedo dejar plantado...
Pero tal vez el que Kate vaya a cenar con los padres de uno de sus ligues solo se presenta una vez en la vida.
- Kate nos... - soy interrumpida por el tono de llamada de mi celular - Esperame un momento - Veo en la pantalla y es un número desconocido.
Contesto.
- ¿Hola? ¿Quién habla?
- Hola Ana. Soy Christian. Perdón por llamarte así pero te hablo para decirte que tendremos que posponer la cena porque hoy tengo una cena familiar obligatoria. - me lo dice y por su voz parece enojado y avergonzado.
- No hay problema. Comprendo. ¿Que te parece si la dejamos para mañana? - le digo.
- Me parece perfecto y muchas gracias por entender - dice aliviado.
- Sin problemas. Adiós Christian. - me despido y me ruborizo al escuchar su respuesta.
- Hasta luego nena - y cuelga.
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