PROLOGO:
- Por favor espera - me grita mientras que yo bajo por las escaleras.
- Adiós Christian - digo caminando mas rapido para irme pero no puedo dar ni dos pasos mas ya que un par de brazos me abrazan de la cintura desde atras
Me voltea y en es...
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Mierda. Mierda. Mierda y mas mierda.
« ¡Por eso exactamente es que no me gusta que me vean! »
Mi vientre es el recuerdo físico de mi pasado. El mismo que jamás me dejara.
- ¡Carajo Christian! ¿Tanta necesidad tenías de quitarme el jodido vestido? Te dije que no lo debiste de hacer. Dios mío y tú viste esto... - me tapo la cara con las manos y suspiro - Olvida lo que viste. Tan solo haz como si jamás las hubieras visto, no sabes de qué son y no quiero que... - me interrumpe.
- Si se. - susurra.
- ¿Qué dijiste? - le pregunto.
- Que si se de que son. Se lo que se siente levantarse todos los dias en la mañana, verte en un espejo o bañarte simplemente y pensar... "Que carajo hice para merecer que me hiciera esto" si, si se lo que se siente pensar así.
Me quede helada.
Él me comprendía... Sabía lo que era ser tratado como basura.
Los ojos se me llenan de lágrimas. Veo hacia abajo y sollozo.
- Pero te puedo apostar que no te usaban de cenicero personal - le digo entre sollozos. Derrepente veo como se quita la camisa y lo que veo me deja estupefacta.
- De hecho... Si. - me dice mientras se señala el pecho y la espalda.
« ¡Dios mío! »
Me tapo la boca. No puedo creerlo... ¡El sufrió lo mismo que yo!
¡Tiene quemaduras de cigarrillos!
Me limpio las lagrimas mientras me acerco a el.
- Se que ya me viste en lenceria, si no como me pudiste poner el camisón... Así que... - me levanto el camison hasta la altura del vientre y le enseño mis cicatrices.
- Son de hace años. - decimos los dos al unisono.
Nos vemos cada uno con mirada triste. Me acomodo el camisón, me pongo la bata y me acerco a el.
- ¿Te puedo abrazar? Prometo no tocarte ni el pecho ni la espalda, a mi tampoco me gusta que me toquen el vientre. - le digo y el asiente.
Me acomodo entre su hombro y un poco de su pectoral derecho, envuelvo mis brazos alrededor de su espalda baja. Y el me pone los brazos en la espalda.
- ¿Quién te las hizo? - pregunta.
- Mi maldito pasado. - contesto - ¿Y tú?
- Igual. El jodido pasado que no deja vivir. - dice y yo río - ¿Qué te da risa? - me pregunta separándose, pero no del todo solo lo suficiente para verme la cara.
- Que nos quejamos del pasado como si eso nos fuera ayudar en algo. La realidad es que el pasado no se puede cambiar, sólo el futuro.
- Bueno... nunca lo había pensado así pero creo que tienes razón. Esto se lo dire a Flynn - dice sonriendo ligeramente.
