CAPÍTULO - 20

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- Mi iniciación a ese mundo no fue la mejor y tampoco fue por voluntad

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- Mi iniciación a ese mundo no fue la mejor y tampoco fue por voluntad. Eso es puro dolor y no deseo volver a experimentarlo. 

- ¿N-no fue por.. voluntad? ¿T-te obligaron? - me dice estupefacto y tenso.

- Después de ser violada ¿Tú crees que yo por voluntad me metería en ese mundo? ¿Tú mundo? - doblo mi brazo izquierdo y lo uso de soporte apoyando mi cabeza en el.

El hace lo mismo que yo pero con su brazo derecho, quedando de frente a mi.

- Creí que estuviste en este mundo antes de... Bueno... S-ser...

- Violada. - complemento.

El asiente desviando la mirada y con la mandíbula tensa.

Suspira mientras se revuelve el cabello con las manos y luego se agarra el tabique con fuerza.

- Anastasia... - suspira profundo para después verme directamente a los ojos mientras me acaricia la mejilla derecha con su mano izquierda. - Dame la oportunidad de enseñarte mi mundo de una manera diferente al que te enseño ese... Maldito desgraciado. Porfavor déjame enseñarte que esto también tiene placer, muchísimo placer y no solo dolor.

Me tenso y me alejo de él mientras suspiro.

- Christian yo... No puedo ser lo que deseas y tú tampoco lo que yo deseo. Quiero más. Mucho más de lo que me ofreces. Tú... - me interrumpe.

- Por favor. Te podrás salir cuando tu quieras pero... Si no aceptas... Entonces no podremos estar juntos en ningún sentido. No soporto la idea de tenerte cerca y que no seas mía. - con su mano izquierda me acaricia el cuello y va bajandola por el valle de mis senos pero agarro su mano deteniendola.

- Christian... ¿No podremos ser ni socios? - le pregunto.

- No. No podría verte sin querer tocarte y hacerte mía. - me dice serio.

Suspiro completamente decepcionada y me levanto del sillón.

Me pongo mi brasier, la blusa y el pantalón.

« El maldito rompió mis bragas y se las guardo, de ninguna forma de las voy a pedir. »

La mirada de Christian es de desconcierto total.

- ¿Qué se supone que estas...

- No seré tu sumisa. No quiero y no puedo. Lo siento mucho. Ahí está la puerta.

Le señalo la puerta a la vez que me arregló el cabello en una coleta alta. Voy a mi bolso y saco mi bálsamo labial hidratante de cereza para después ponerme un poco en los labios.

Intento hacerme la indiferente por fuera aún que por dentro si me duela.

- ¿Estás hablando en serio?

"El Sufrir de Anastasia" EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora