《52》

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Rubén miró a sus padres después de tanto tiempo por primera vez. La edad ya se les notaba en el cabello. Y aún así, su madre seguía viéndose igual de hermosa que como la recordaba. Se quedó estático en el lugar dónde estaba parado. Samy seguía en sus brazos y no sabía que hacer, hasta que Samuel le pegó sutilmente en el hombro para que reaccionara.

Jannicke y Aksel miraron a su hijo sorprendidos. Aunque tenían fotos de él, en su adolescencia y un poco más grande. Verlo ahora les golpeó en el tiempo. Rubén ya no parecía aquél chiquillo rebelde. Era todo un hombre ahora. Jannicke sintió su corazón flaquear al ver a Samy, porque era como ver a su hijo chiquito en brazos otra vez.

ㅡMamá, Papá. ㅡ saludó Rubén luego de haber reaccionado y se acercó a sus padres. Aksel sonrió sin disimular cuando Rubén lo llamó papá.

ㅡSamy, ellos son tus abuelos.ㅡ el castaño bajó a su hijo al suelo para que los saludara. Samy por haber hablado con Aksel previamente fue al primero que saludó tímido y su abuelo le dio la mano primero, porque entendía que sería un poco incómodo para el niño, abrazarlo sin conocerse bien, todavía.

ㅡHallo, jeg heter Samy.ㅡ les dio su manito y Jannicke le sonrió, dándole la mano también. Era igualito a su hijo y aunque quiso estrujarlo en sus brazos, se contuvo. Rubén sintió sus manos sudorosas y las limpió en su pantalón para jalar de la mano a Samuel.

ㅡY él es Samuel. Mi novio.ㅡ Aunque llamarle novio a Samuel, para Rubén era ambiguo, porque sinceramente para él, era algo más que eso, era su alma gemela.

Jannicke miró a Samuel de pies a cabeza, la tensión que sintió Samuel en ese momento, no la sintió ni Dios, cuando lo crucificaron. Dos cosas pasaron por la cabeza de la mamá de Rubén. Una: Samuel no era guapo, era guapísimo. Y dos: Su hijo, a pesar de todo, parecía que se superaba a lo grande, aún si fuese con un chico.

Aksel, le miró sin tanto escrutinio y le sonrió, saludándolo con la mano. Después de haber hablado con Rubén y con Samy, podía saber mas o menos como era Samuel y se le hacía muy curioso que se llamaran igual. Luego Samuel tomó la mano de Jannicke y besó su dorso como el caballero que era. Ella no pudo evitar sonrojarse y Aksel rió internamente.

ㅡLes ayudo con el equipaje.ㅡ y Samuel cargó como si nada la maleta de Jannicke y de Aksel como si fueran plumas. Rubén llevó de la mano a Samy y el silencio reinó por un momento a los cinco, mientras caminaban al auto.

ㅡ¿Ese es tu auto, hijo?ㅡ preguntó Jannicke mientras le abría la puerta Rubén y este asintió.

ㅡAsí es madre, es el auto familiar.ㅡ comentó con una sonrisa y cerró su puerta. Samy se sentó en medio de sus abuelos y Samuel fue de copiloto esta vez, quién entró al último porque guardó las maletas.

Jannicke no aguantó más en preguntarle a Samy en noruego, como es que aprendió el idioma y comenzó una conversación con su nieto en la que opinaba de vez en cuando, Aksel también. Samuel no entendía del todo la conversación, pero había palabras que ya ubicaba. Y porque Rubén le dio una lista de lo que podían ser groserías y que estuviera atento a que no le nombraran así.

Rubén se sintió feliz de que su hijo pudiera hablar fluido con sus abuelos. Sabía que a su madre le encantaría saber que su nieto sabía noruego. Porque Rubén siempre se ha sentido orgulloso de sus raíces y de su madre, a pesar de que con el tiempo se fracturó un poco la relación. Siempre le agradecía todo lo que luchó para sacarle adelante.

Por eso al castaño le hizo mucha ilusión enseñarle a su hijo su lengua materna. Aún cuando estaba seguro que su madre no iría a verlos, quería mantener las raíces Gundersen. Quién le iba a decir a Rubén, que su madre si iba a estar ahí.

《Algo pequeño en común》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora