SuperGirl se verá forzada a enfrentar sus más profundos miedos, esta vez sin ayuda de sus amigos y hermana. Deberá decidir entre el amor y el deber que su naturaleza le confiere ¿humano o kriptoniano? Aprenderá las maravillas de serlo a manos de Len...
En una oscura celda en Arkham rodeada de humedad, bellas plantas y flores, el doctor Víctor charlaba de manera amena con una de sus ex compañeras reclusas.
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-Pienso profundamente en nuestra amiga Lena Luthor. Está creando algo más allá de su propio poder y conocimiento. Si yo tuviera ese experimento concluído en mis manos, podría traer de vuelta a Nora conmigo. Y aún así… después de todo este tiempo, he entendido que tal vez… no sea lo correcto.
-Lamento lo que le sucedió a Nora, Víctor, y no lo sabemos, tal vez fue algo que debía pasar. - La doctora Pamela Lilian Isley escuchaba atenta al doctor Víctor. Y en silencio pensaba lo que le había dicho sobre la construcción genética que Lena Luthor llevaba a cabo en su laboratorio. -Creo que deberías persuadirla de no seguir con ese experimento, mírame, mira a Nora, a ti, contempla en lo que nos convertimos por seguir ideales incorrectos, fuimos seres consumidos por nuestro propio odio y deseos de venganza por lo que otros nos hicieron. Nada bueno resultó de aquello.
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-Está haciendo esto para recuperar a SuperGirl, ¿qué hay si no quiere detenerse?
-Es una simple humana, Víctor, hazte cargo o el mundo pagará las consecuencias del poder de Lena Luthor.
-No sé si podría. He llegado a estimarla, es una mujer brillante y noble, es increíble que sea una Luthor. Hay más luz en su interior de lo que ella cree.
-Víctor, debes impedir que ella continúe con ese experimento, podría caer en manos equivocadas y ya no existe nadie tan poderoso para detener un peligro inminente. Tú puedes detener todo esto antes que inicie, ya no se trata de ti o de mí, sino de un bien mayor a nosotros.
Saliendo de Arkham el doctor escuchó un ruido entre sombras.
-Ya puedes salir de tu escondite Alexandra Danvers, puedo sentir el calor de tu cuerpo a kilómetros.
-¿A qué vino, doctor?
-A visitar viejos amigos, obviamente. Este no es un lugar al que quiera volver.
-Así lo espero.
***
Arton visitaba un antiguo cementerio. Se acercó a una lápida y dejó una rosa negra. Después, caminó hacia otra tumba. Movía los labios contando en voz baja, en la tumba décimo primera se detuvo, dio vuelta a la derecha y caminó tres tumbas más hasta llegar a un mausoleo, se veía derruido por el paso del tiempo, sin hacer ruido entró por una pared rota. Tomó la decoración de una antorcha sujeta a la pared y tiró de ella abriendo un pasadizo debajo de una tumba. Allí habían unas escaleras de concreto que bajan hacia la oscuridad. Misma negrura en la que Arton se adentró. Después de tomar varios túneles y caminar algunos metros en la profundidad llegó a su objetivo. En el lugar había una mesa gigantesca y tres personas hablaban acaloradamente.
