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Luego de una ducha reparadora, Hinata y Kageyama bajaron a tomar desayuno. Cuando llegaron a la cocina, se encontraron a la mamá de Hinata haciéndose un café con leche.

-La próxima vez que tengan sexo, háganlo mas cuidadosamente. Kageyama, casi rompes la pared con el respaldo de la cama. Hinata, baja más la voz, créanme que no quiero escuchar a dos pendejos tener sexo salvaje. – y dicho eso, la madre de Hinata se fue de la cocina, dejando tanto a Kageyama como a Hinata sonrojados.

-Pero, por lo menos nos dejó tener sexo. ¿No? – Kageyama sacaba conclusiones realmente vergonzosas.

-Kags, si, nos dejó, pero eso no significa que lo haremos siempre. ¿Me escuchaste, maquina de hormonas andante?

-Que apodo es ese Shoyo, mejor dime amorcito. – Hinata lo golpeó en la cabeza.

-Ni en tus mejores sueños, Kageyama. – se acercó a la cocina y sacó del cajón una cucharita, del mueble de arriba una taza y del mueble de abajo el café. Luego sacó una caja de leche e hirvió el agua. – supongo que tú quieres una leche con chocolate, ¿No? – Kageyama asintió, para que luego Hinata se pusiera el delantal de Mickey Mouse y empezara a lavar la loza que había quedado de anoche. Luego de eso, se dispuso a hacerse el café con leche y a calentarle la leche con chocolate a Kageyama. – Kags, está listo. – le dijo, pero al no encontrar respuesta, se acercó al sillón donde Kageyama estaba sentado. Lo encontró durmiendo. Eran casi las una de la tarde y Kageyama estaba durmiendo. Bueno, se veía bastante adorable, pero el tema es que, estaba durmiendo.

Hinata decidió dejarlo dormir, y se sentó a su lado con su café en las manos, calentándolas.

Kageyama sentía como su cuerpo ardía, dolía. Él se quejaba, pero su progenitor no paraba de darle fuerte, le dolía todo.

-Kageyama, eres un asco, no quiero saber nada más de ti. – Hinata se iba tomado de la mano con Atsumu, yéndose de su campo visual, y luego. Oscuridad.

Kageyama dio un salto, despertando a Hinata, el cual abrazó, como si se fuese a ir como en su sueño. Lloró y lloró, soltó todo lo que lo acomplejaba y dolía.

-Hinata – cuando el mayor estuvo mejor, llamó a su novio - ¿Puedes hacerme una promesa? – el menor asintió. – no me dejes nunca. – ahora era Hinata el que estaba llorando.

-No te librarás tan fácil de mí, Bakayama. – y lo besó. Como si ese beso fuese el último.

Pero, no sabían que si era el último. 

^^

433 palabras 

Holaaa, aquí Mai. 

espero les haya gustado este corto capitulo, pero la verdad tengo trabajos y tareas pendientes y quiero pasar de curso así que ni modo. 

Pero trataré de actualizar más seguido. 

Lxs tkm <3

Mai fuera ---------->

el chico de los cigarrillos [eterno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora