Psycho

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Gracias x la ayuda a la editora _Monmoretci tiamo bsos en la cola

<3


Golpe tras golpe.

Se dejó derrumbar en el frío suelo, no tenía nada de energía, y sumándole que ahora viviría en la calle, es un dolor de muelas.

Literalmente.

El culpable de sus golpes se quitó la capucha que cubría su rostro, y cuando se acercó a él (¿para burlarse tal vez?) Hoku pudo vislumbrar con dificultad desde el suelo unos ojos brillando en rosa junto a su cabello blanco y desordenado, muy voluminoso.

El chico que parecía ser menor que él se puso de cuclillas y lo miró por un buen tiempo, espero a que recuperara fuerzas.

— ¿Ya puedes levantarte? —habló después de minutos, su voz era algo chillona pero no castrosa, para una primera impresión era bastante buena.

—Hmm… —respondió con un quejido mientras se apoyaba en la pared para levantarse.

Sangre salía de su boca y al no poder retenerla más tuvo que escupir/vomitar una gran cantidad de sangre a punto de coagularse combinado con saliva y oh por dios era asqueroso.

Se manchó de porquería su blanca playera, que más da.

—Oye, creo que tienes que ir con un doctor o algo, claramente sentí algo romperse ahí —comentó gracioso mientras se levantaba y tallaba sus nudillos.

El pelinegro se alzó su playera para limpiarse su boca, dejando expuesto su abdomen.

Y el pequeño albino estaba de muy buen humor.

— ¡¡Bamm!! —le lanzó un puñetazo a su estómago, haciendo que Hoku soltara otro quejido de dolor—: jajaja si que es divertido golpearte eh.

—Aunque, no te lo tomes personal ¿si? —felizmente llamó la atención del más alto—: y si lo haces, bueno, me pagaron para esto de todos modos.

— ¿Hm?... —cuestionó el pelinegro luego de recuperar la compostura, de pronto sintió una presión en el pecho pero no le tomó importancia—: aj, me imagino que fue Kisaki ¿no?. —agregó con su mano derecha aun en su pecho.

— ¡Acertaste!

Hoku le dedicó una mirada de pocos amigos y comenzó a caminar con cuidado, no tenía problema con el chico ya que fue por dinero, pero no quería estar ahí.

Caminaba con un dolor punzante cada que inhalaba, con un ardor en la mandíbula, y todo manchado de sangre y suciedad.

Sin contar que la sangre no es deliciosa.

El albino tranquilamente caminó con él, unas cuantas cuadras llenas de silencio que incomodaba a Maeda, pero al niño no parecía molestarle.

𝙏𝙧𝙖𝙜𝙞𝙘𝙤𝙢𝙚𝙙𝙮 II Tokyo Revengers [BORRADOR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora