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Estaba harto, realmente había alcanzado su límite.

YunHo era una persona muy positiva, todos a su alrededor se encargaban de recordárselo cada que fuese posible, él también lo sabía, disfrutaba vivir siendo optimista y trayendo alegría donde fuese que estuviera, sin embargo, era tan humano como cualquier otro y hoy ya había tenido suficiente.

Primero, su colega y asistente había renunciado con la excusa de que junto a él jamás podría surgir lo suficiente, que necesitaba un cambio de aires y no la culpaba, tampoco es como que pudiese retenerla ahí por siempre, pero creyó que más allá de compartir el amor por lo que hacían ambos, también los unía algo parecido a la lealtad.

Que equivocado estaba.

Más tarde, a eso de medio día recibió una llamada de su hermano menor, diciendo que estaba harto de seguir estudiando en la universidad y que se dedicaría a modelar ropa interior para una revista local.

¿De dónde diablos sacó esa idea?

Debía admitir que le causó algo de gracia, pero dejaba de ser cómico cuando recordaba que era él quien pagaba por sus estudios.

Y esta era la tercera vez que se retiraba a mitad de año de una carrera.

Creyó que todo el ajetreo del día podría olvidarlo con algo de comida, pero a la hora de ir a almorzar, no imaginó que otra mala noticia lo estaría esperando.

—¿Qué quieres decir con que está detenido?

—Detenido, ya sabes, en la estación de policía, supongo que este horrible y apestoso sitio es el paso previo antes de ir a la cárcel como en las películas —explicó su amigo y vecino al otro lado de la línea.

El chico solo pudo cepillar con sus dedos su negro cabello mientras soltaba un suspiro.

—Bien, detente un momento, necesito saber qué rayos ocurrió...

—Unos alfas comenzaron a molestarnos en la calle cuando íbamos por algo de comer y Hwa solo golpeó a uno de ellos en las bolas —narró totalmente calmado—. Se lo merecían, si es que te interesa saber mi opinión.

YunHo volvió a suspirar e hizo su comida a un lado, su apetito se había esfumado por completo.

—Correcto, envía la dirección de la estación donde los tienen e iré por ustedes.

—Ni se te ocurra, solo transfiere el dinero para que pueda pagar su fianza e irnos de aquí, este lugar me hace sentir incómodo.

—San...

—Yun, calma, solo tengo que pagar, lo que me parece malditamente injusto, y luego podemos irnos de aquí, no necesitamos que nos protejas todo el tiempo, lo sabes ¿verdad? —algo en su tono de voz había cambiado ligeramente, casi como si sonara un poco más ansioso.

—Está bien, confío en ustedes, pero me llamarán en cuanto estén de regreso en el apartamento —no era exactamente una orden, YunHo jamás sería autoritario con sus amigos, sin embargo, la urgencia de sus palabras estaba clara.

—Sí, mamá.

No podía verlo, pero estaba seguro de que San había hecho una mueca al decir aquello.

El resto del día se sintió eterno, su hora de salida podía variar según sus pacientes, pero tal parece que el universo conspiraba contra su paciencia y buenas energías.

Primero, la estúpida impresora se había desconfigurado, lo que le llevó al menos diez minutos o quince en solucionar. Luego, perdió al menos media hora buscando unos antecedentes clínicos de uno de sus pacientes con quien tenía agendada una cita para mañana a primera hora. Entre todo su caos, se dejó caer con pesadez sobre el bonito sofá que estaba destinado a recibir a los dueños de sus pacientes, pero tanto fue su descuido, que solo notó que había roto la pantalla de su móvil cuando este hizo un ruido.

Like a Masala Chai [YunGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora