Like a Masala Chai [YunGi]

XVII

YunHo lucía desorientado, tenía un feo corte en su labio superior, otro en su ceja izquierda y uno en el puente de la nariz. Estaba despeinado, su cuerpo temblaba y su ropa estaba mojada en una mezcla de sudor y sangre. 

¿Cómo demonios terminaron así?

Recuerda haber caído dormido con sus extremidades enredadas a las del hombre que tanto quería.

Ahora, lo tenía en una silla frente suyo, luciendo tan desorientado y asustado como él.

Lo último que sintió, fue el grito desgarrador que YunHo soltó antes del sonido de un disparo, luego todo se volvió negro.

Despertó de golpe, sintiendo angustia, su pecho subía y bajaba por la agitación, dio un brinco y un grito cuando sintió una mano sobre su espalda desnuda. 

¿Por qué diablos estaba desnudo?

Parpadeó un par de veces hasta orientarse y de pronto recordó todos los sucesos de la noche anterior, suspiró aliviado cuando un par de cálidos brazos rodearon su cintura. 

—Estás a salvo, tranquilo, ya acabó... —susurró una dulce voz en su oído mientras esas manos que ayer lo llenaron de placer, ahora lo sostenían y le brindaban refugio.

MinGi se aferró al cuerpo ajeno y un suspiro algo tembloroso salió de sus labios. 

—Respira conmigo cariño —susurró YunHo con delicadeza—. Toma aire con calma y déjalo salir tal cual lo hago yo ¿bien?

La sensación de vacío que tenía en su estómago pronto fue reemplazada por algo más cálido. YunHo lo sostuvo y acarició su espalda hasta que lograron sincronizar sus respiraciones y pronto el ambiente era tranquilo y acogedor otra vez.

—¿Una pesadilla? —preguntó en un suave murmullo, a lo que solo recibió un asentimiento—. Está bien, ya acabó ¿sí? —sus manos frotaron con cuidado los brazos de MinGi y subieron hasta su rostro para acariciar sus mejillas con cariño—. Podríamos salir a desayunar, tal vez un poco de aire fresco nos vendría bien a los dos —sugirió con una sonrisa—. Luego te llevo hasta el estudio y si quieres... podríamos salir esta noche —susurró inseguro de si su última sugerencia lo haría parecer demasiado agobiante por querer pasar más tiempo solo con él.

Pero pronto descartó ese pensamiento cuando MinGi volvió a asentir sin querer abrir los ojos, aunque se vio obligado a hacerlo y empezó a reír cuando recibió un ataque de besos juguetones por parte de su pareja.

—YunHo... basta —se quejó aún entre suaves risas, unas que pronto se volvieron carcajadas cuando terminó nuevamente recostado sobre el colchón y YunHo sobre él, repartiendo besos por su cara. Sus manos se entretenían en hacerle cosquillas con cuidado en la zona de sus costillas—. Estoy sudado, pegajoso y me apesta la boca—dijo en voz baja cuando conectaron miradas y las cosquillas se detuvieron.

—Sí, apestas un poco —bromeó dejando un beso final en la punta de su nariz, soltando una carcajada cuando recibió un manotazo sobre su trasero descubierto.

—Bueno, también apestas.

—Oh, es que definitivamente nos ejercitamos bastante anoche —hizo un movimiento sugerente de cejas y no pudo contener la risa cuando MinGi intentó quitárselo de encima dando débiles patadas.

—Sí, porque nunca te cansabas —entre quejas, logró quitar a YunHo de encima y no pudo evitar sonreír con cariño cuando su compañero se dejó caer con los brazos extendidos sobre el colchón—. ¿Acaso no irás a trabajar hoy?

YunHo pareció meditarlo con gesto divertido.

—¿Debería? —preguntó a la nada—. Podría tomarme la mañana.